martes, 27 de octubre de 2009

niñita

La niña de piel crepé, lleva el cabello desordenado y no sabe porqué. Se va sufriendo y llorando por la vida, se pregunta porqué no es bella y rasguña su carita creyendo que todos le mienten, cuando le dicen que es una estrella.
Un mechón le cruza el rostro y baja la mirada cuando al hablar intenta despistar, porque creo a veces le gustaría no ser visible, pensará que será menos vergonzoso no ser perceptible.
Intenta avivar su caminar con intensos colores que la visten, piezas de trapos tejidos unos sobre otros la asisten, si pareciera una princesita sórdida de un gris cantar.
Cuando habla baja la voz e imita un suspiro acabado, cuando se enfada se sonroja y recita todo más modulado, como enseñando quien es en verdad en esos momentos de necesidad.
Quizás no todos lo noten, pero yo que la quiero tanto y poco se lo digo, quería que ahora supiera lo bella que es en mis días su estela. Lo especial que se hacen las horas con sus risas, matizando todas las amarguras en una brisa. Porque sólo tú y yo somos libres en la incoherencia, con nuestros códigos, aunque todos los demás nos juzguen y crean nos falta decencia.

La niña de piel crepé se unta zanahorias en el rostro, baña sus ojos en un mar de tintura opaca, que al anochecer asemeja un negro desierto donde son atrapadas gotas de una oscura y falsa melancolía.
La niña de pelo rebelde, paja negra y azúcar, baja la mirada al andar y cree que así no la van a encontrar. Como si no fuera cierto que tan poco le cuesta conquistar, y si ella lo sabe ¿por qué aún no se deja amar? ¿Por qué aún no levanta la mirada al andar?
La niña de vestido morado, zapatitos lustrados y suave danzar, creo que cree ser la oveja negra de la familia, olvidada y relegada como un libro viejo en estante distante. Un libro que ya nadie leerá, al que nadie le cuenta las páginas ni intenta ver un final.
Orgulloso le refuto su pensar y le confirmo que como ella, ambos somos renegados, ambos delegados de la decepción, hijos de la improvisación y azarosos nos movemos por la vida sin saber donde parar.
¿Pero acaso hay otra forma de ser original? ¿Acaso no serías tan sonriente como yo si supieras que te deparara un amanecer jovial?
Porque no sé donde iré a dar, porque no estoy seguro de mis decisiones, a veces sospecho de la verdad en mis sueños ni estoy tan seguro de ser tan talentoso para cumplirlos.
Porque nada de esto me importa si mañana estarás para carcajear en clave conmigo, para recordar la hilaridad del mundo cuando somos inocentes, cuando no tenemos nada seguro y el esfuerzo nos espera persistente.
Emocionarnos al recordar que somos dos al leernos, aunque a veces discutiendo debamos entendernos.
Porque siempre serás mi hermana tan “emocional” con la cual es más fácil ponerse sentimental escribiendo, cuando no estás aquí conmigo sino en tu pieza, como una muñeca de piel crepé, que se unta sus cremitas antes de recostarse en el chalé.

La niña de ojos linaza lee esto y ríe, va donde su hermano y le besa la mejilla, ambos son buenos hermanos, ambos andan perdidos por la vida.
A ninguno de los dos le importa, ¿no es cierto querida amiga?

3 comentarios:

Beatriz Violeta dijo...

Hermoso.
Pero discrepo de ti en un detalle: para mí, El Lobo Estepario es el mejor de todos.

Saludos :)

Lala dijo...

hay muchas niñitas... todas con pieles distintas... esperando... con la mirada baja... me agrada como escribes ... aunque soy una mera espectadora... que va por la calle y observa una bella imagen.

Lala dijo...

Me gustó este también
todos me gustan :p

pero esa niña se parece un poco a mi :B
en algunas cosas