jueves, 12 de julio de 2012

Litoral Central


Estás escondida aquí y piensas que no van a encontrarnos,
Fue tan fácil comprar los pasajes, subir al bus,
Cerrar los ojos para dormir un poco
Y arrinconarnos en cualquier cabaña,
Sólo queríamos estar cerca del mar,
Tener la arena entre los pies
Y reírnos del resto del mundo aunque fuera por una tarde.
En realidad es poco lo que nos hablamos,
Lo que tenemos para decirnos,
Más que nada te dedicaste a cortar el pan
Y untarle la mantequilla,
Yo te acariciaba de vez en cuando
Y luego volvía a la ventana para abrir las cortinas
Y dejar que el sol entrara un poco a este ambiente afiebrado;
Maldito sol de verano en pleno Julio.
No puedo celarte por aquel sueño que tuviste
En que te lo cogías con tanta ira,
Después de todo yo también he soñado con otras,
Pero lo hermoso es que a este escondite en Quintero
Sólo hemos venido tú y yo
Para olvidarnos del resto del mundo,
Emborracharnos y luego bañarnos desnudos en alguna playa secreta.
El invierno cae tan rápido por las noches,
Una bruma pesada que se arrastra como babosa por entre las cabañas
Nos asusta y nos aprieta uno junto al otro y a las sábanas.
Sabemos que mañana temprano la alarma sonara
Cuando aún el sol esté oculto tras la cordillera,
Probablemente estemos agripados por la sal y el frío,
Se sentirá como tener mosquitos atrapados en la garganta
Y será mejor porque no tendremos que darnos explicaciones,
Sólo taparnos el pudor y el arrepentimiento,
Ya ni te besaré los pies helados:
Montaremos el bus,
Cada uno dormirá hacia su lado
Y si llegamos en plena semana tomaremos los cuadernos
Para seguir anotando laberintos de letras…
Palabrería barata.
Me conforta saber que cuando te sientas atrevida otra vez
Podrás acudir a mí que tengo tan poco autorrespeto,
Como si nada viajaremos
Y en pleno invierno volveré a comerte la piel tan blanquísima
Y tersa por lo glacial del litoral central,
Es que me gusta verte correr saltando por la habitación
Como una corza ligera,
Tan cautelosa a veces,
Pero otras algo loca de lujuria.
Y yo ya nada más espero del invierno,
Salvo que te traiga otra vez a mi lado
Cuando sientas que la escarcha vuelve a estar muy potente
Cerca tuyo,
Como mi ilusión lo está de ti cada noche,
Y cerca de la luna y otras visiones.  

lunes, 9 de julio de 2012

Casa de Campo


Agosto se caía a pedazos
Y los camiones ya habían sustraído todos los muebles,
La casa estaba vacía y se sentía un eco tenebroso
Entre los rincones abandonados,
Sin que se diera cuenta mi padre
Visité por última vez mi habitación,
Entonces con mis uñas rasgué las paredes para dejar una memoria.
Mi madre y mi hermana habían partido antes
Y nosotros quedamos con la excusa de buscar olvidos,
Pero en realidad ambos éramos los menos resignados a la derrota,
Ambos esperamos hasta la última hora del atardecer 
Para por fin cerrar puertas y ventanas y alejarnos.
Nos montanos en el auto cuando el sol al horizonte
Daba un último arañazo también,
Se cernieron las nubes como cortinas a la alegría
Y escuchamos en el silencio el grito victorioso de la pérdida.
Maipú se fue hundiendo entre el polvo de Melipilla,
Apegué mi cabeza contra la ventana y contuve el llanto,
Pero padre iba estoico y con un cigarro en los labios
Creo que algo también contuvo,
Pero no sé qué…
La casa de campo era color tierra
Y sus paredes quizás de cartón piedra,
Tal vez de cuchuflí
Estaban a medio construir e inclinada hacia un costado
(como un borracho en una banca)
La casa parecía sonreírnos con la mejor de sus intenciones,
En realidad la pobre no tenía la culpa de ser tan patética.
Esa noche cenamos pan y mantequilla
Con un azucarado jugo en polvo,
Pronto partimos a la cama y el cielo fecundo de ironías
Dejo caer una lluvia torrencial sobre la comuna pedregosa,
La familia entera se guarecía en una sola  habitación
Y por el aire se veían flotar las brumas de nuestros respiros,
Pero todos conservamos el silencio pues nadie quería decirlo.
Las gotas comenzaron a invadir por todos los frentes
Y no hubo cama que aquella noche no recibiera la inclemencia,
Apegué mi cabeza contra la almohada y me contuve;
Era más por pensar en él,
No quise que sintiera a su espalda un costal de harina,
No quise que sus piernas flaquearan
Y su voz se entrecortara como los yuyos bajo las pisadas de los quiltros,
Fue más por piedad que me salía un sollozo.
Justo antes de caer al sueño y olvidar al invierno más su azote
Creo que pude oír un quejido de búfalo,
El bramido de un orco a un acantilado
Empuñando su furia…
Alguien de entre todos nosotros ya no pudo contenerse
Y la casa de campo también chirrió aquella noche,
La casa de campo también sintió sobre sí a la culpa.


domingo, 8 de julio de 2012

Nerval

Dicen que se paseaba a pleno invierno
Por las calles de París
Con la misma ropa sucia de las semanas pasadas,
Dicen que no tenía vergüenza
Y que al tartamudear por confusión de ideas
Simplemente sonreía levantando la copa a sus labios.
Dicen tantas cosas,
Algunas menos cierta que otras,
Pero de todas las bromas
las letras de sus novelas fueron la mayor:
Como cuando nos dijiste que el amor era un baile
Y el tiempo también era una danza idiota y sin sentido,
A Silvia la agrupaste entre los pinos junto a la niebla
Para que el hombre que la amaba no pudiera cantarle con voz desafinada,
Entonces todos los personajes revoloteaban como polillas a la fogata
Y se perdían sus identidades por el clamor del aleteo;
Nos dijiste que los días se contaban como segundos
Y el completar de un año no fue más que un suspiro,
Un respiro lleno de bruma entre el invierno de los castillos
Y tantas otras fantasías de París.
¿Cuál fue entonces la realidad de tu vida?
Cuenta la leyenda urbana que el sanatorio no pudo amarrarte,
Te vieron los ojos curiosos de tus malos amigos pasearte
En el frío de las calles y las caricias de los postes;
Ningunos de ellos pudo tenderte una mano.
Caías al suelo borracho,
Tus rodillas se pelaban pero no soltabas la botella
Ni la locura de tus alaridos nocturnos,
Te imagino atravesando ese enero glacial con una sonrisa
Y tal vez un llanto por no recordar qué te causó la risa,
Te imagino rondar hacia el norte y el sur,
Arriba, abajo,
Atrás, adelante,
Hacia el pasado y al futuro
Como en una ronda de un baile sin sentido.
Y cuando llegó el alba
Los cristales de las ventanas estaban tiritando,
El pasto estaba escarchado
E incluso el barro parecía blanco,
Unos cuantos borrachos te encontraron colgando de un farol
Como una gota de agua cayendo de un viejo árbol,
Dijeron que estabas arrugado
Y que tu mirada se extendía al cielo,
Tal vez dejando que tus ojos dieran una última floración
Hacia las estrellas.




lunes, 2 de julio de 2012

calles vacías


Estoy un poco más callado estos días,
Disfrutando del invierno y de mi nueva voz,
Sólo quiero pasear por Santiago y que sus calles estén vacías,
Desaparecer entre lo que conozco
Junto a ti.
Al fin acepté que no conozco a las golondrinas,
Ni a la madreselva y nunca he sentido entre mis manos
A la porcelana,
Le canto a lo que conozco
Junto a ti.
Tengo tanto para mostrarte en estos días:
Alguno que otro palacio derruido
Y ciertos montes a los que llamo montañas,
Eso si no te molesta conocerlo a la madrugada.
Podría gritar toda la noche y aun así
Despertar al alba muerto de frío
Esperando que las calles sigan vacías,
Ojalá que todo eso atrás y en el futuro
Esté junto a ti.
Y la belleza la tengo en las palomas
Que en asamblea urden planes sobre los postes naranjos,
Incluso en los yuyos de los atardeceres impresionistas
Y en la rugosa piedra junto a las acequias,
De eso sé un poco.
Estaría bien cobijarte en el templo de mis sueños
Con luces amarillas en Maipú,
Creo que tú puedes ser la que me vacíe las calles
Y entre toda la soledad me atrevería a confesarte
Que la tormenta se ve tan hermosa
Cuando estás en su camino,
De eso quiero cantarte
Al estar junto a ti. 

lunes, 21 de mayo de 2012

Somnolencia



El despertar es un barco intentando partir de puerto,
Lleno de marinos ebrios y sus conversaciones pesadas,
La nave se mueve como una borracha
Y siento el ancla de los sueños estañada a mi almohada.
Pero hay cosas peores al alba;
Como esa niebla de mierda,
Escalofriante y amenazadora por parecer viva,
Que se mueve entre los postes seduciendo al frío
Y mostrando orgullosa su palidez de mandarina podrida,

O puede ser que este bote aún esté en amarras
Y divague sin sentido:
Choque de cometas fríos entre neuronas planetarias
Y alzarse de olas contra las soberbias rocas.

Es que no entiendo a esos remilgados de la cátedra,
Pedantes y orgullosos monumentos edificados hacia las cumbres,
Allá en lo alto aislados en un castillo flotante de mil paredes;
Estancados en su doctrina del buen decir,
Del buen hablar
¡Ellos son tan superiores!
Yo sólo quiero sentir el placer por mi lengua
De todas las formas posibles de decir “belleza”
“odio” y “temor”
Porque incluso en la desesperación de aves multicolores
Volando desde las botellas a mi alma y desde ahí
A las esquinas de mi barrio,
Incluso entonces veo en la indecencia
Lo mejor del resplandor nocturno.

Y temo que mañana al despertar vaya a olvidar
Que tanto amo la vulgaridad de mi país,
Y se me vayan todas esas letras del arrabal
Con las que nos cantamos entre las esquinas del río
Zanjón y las estrellas disecadas sobre su corriente;
Temo que ya no sepa apreciar tu piel color de yuyo,
De conquistadora poblacional
Y de ojos verde-grises
Robados de otro sueño, de otras cumbres,
Quizás de mi viejo crisol en la construcción.

Ahora desconfío de la luz,
Prefiero abrazar y estrangular a la noche;
Ahí justo antes de dormitar cuando el ancla empieza a desbordarse
Empiezo a oír las extrañas voces
Dueñas de mi verdadera lengua,
Son todas mis ilusiones que atacan sin piedad,
Y tengo tantos recuerdos de palacios y destrucciones para cada parpadear.

Espero que mañana al despertar siga conociendo la lengua
De los mares nebulares,
Y siga recordando que soñé contigo…

Dorothy



Dorothy; háblame de esos vientos a tu alrededor,
El polvo se hace sal viva de esa mar
Y difusa te veo hacia el oleaje del horizonte.
Te marchas con tu falda rota
Y con el barro sobre tus medias.

Dorothy; en qué mundo has dio a parar,
Te lengua se ha templado cuan vidrio al invierno
Y se trizan tus aullidos bajo la sonrisa de la luna.
Siento que tu frente oculta un mar de llamas
Y no quisiera ser esos versos desesperados por huir en cenizas.

Mi voz no te toca desde esta zanja,
Lejos has huido de Maipú.

Niña de rizos; escarpas laderas rocosas
Bajo la luz amarillenta de faroles oxidados,
Levantas los ojos al cielo en busca de estrellas,
Pero se ha ceñido un nailon agujereado
Sobre esa casucha de mundo que recorres,

El calor de la ampolleta veraniega te empapa
Y penosa ves que no has encontrado un corazón a tu padre.

Niña de acuarela; qué rincón es este de la memoria
Al que te ha traído la mortadela amarilla de la bruma,
Tiritas junto al brasero porque ahora un sol blanco de invierno
Parpadea sus vientos por tus ventanas
Y ya no hay corazón que resista el azote del herrero.

La hojalata que debía resguardar tus sueños cae sobre tu piel
Al caer la noche y penosa ves que no hay cerebro para tu madre.

Fugitiva de la noche; dulces se veían las flores en tu cabello
Antes de que el caldero alquímico las hiciera té
De corceles y pesadillas por tu lengua
¿Por qué buscar que los vientos te cantaran horrores de otro mundo
Si ya tantos bramidos tenemos en esta misma zanja?

Dorothy; aun así deseo conocer el valor de tu viaje,
Dame tu mano y ayúdame a creer que los quiltros
Volarán junto a nosotros hacia esos castillos nebulares
Que más allá del río zanjón chocan con el horizonte,
Dame tu mano y llévame hacia ese desagüe,

Puede ser que alguna vez ya no volvamos
Y juntos lejos de Maipú nos resguardemos en fantasías esmeralda.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Musa banal

Me enamoro de faroles con largas piernas,

Tibios, amarillos, como mujeres nocturnas

Y te quiero recordar en ellos, más no en la luna;

Te quiero igualar a su danza de polillas enfermas.

Te quiero recordar como un río sinuoso,

Ese al que llaman zanjón, de ojos grises y frío,

Lugar en que ayer la bruma a las estrellas cogió

Y en que yo sueño morderte bajo la penumbra el soto.

Imagino de tu mente una galería

Poblada de viejos conquistadores y gloria,

Y bien sabemos de qué color es mi consultorio

Satisfecho de terminales auto-convalecientes.

Me enamoro de tu presencia invasiva:

De tu cuerpo voluptuoso cuan cántaro de oro,

De tus ojos estaño bicolor y piel tostada

Y de tu risa ronca, volátil, como de cometa.

Me fascino de recuerdos de ti y música negra,

Y de esa fluorescencia de rojos versos que me nacen

Cuando al viajar por carretera los faroles coquetos

Me siguen diciendo que en cada iluminación estás tú.

lunes, 3 de octubre de 2011

F.

Creo que las cosas se han invertido; cuando era pequeño la Farfana era para mí un mundo de sueños, algo alejado y distinto a lo cotidiano, un pueblo que me separaba de la escolaridad y del resto de mi familia: los estudios, la corbata y los amores eran mi realidad. Ahora que los papeles se han invertido; apenas me bajo de la micro cerca del cerro quince, empiezo a sentir hasta al aire distinto, veo el puente verde sobre el zanjón y la bruma amarilla que custodia las casas en la noche, y son la señal para saber que he vuelto a despertar.

Mientras mis pies hacen resonar el metal del puente, las estrellas van desapareciendo (pues en la Farfana nunca se ven), la bruma acaricia mi rostro y entre su espesura asoma la luna más grande que nunca, ya que en este pueblucho la luna baja cien leguas hacia la tierra y uno siente que con un par de volantines se le podría acariciar.

La visión se vuelve borrosa y uno no puede evitar que un par de hojas otoñales se peguen a la ropa, pero nada de eso importa, son pequeños detalles que uno aprende a querer con tal de tomarse un vaso de pisco o un destilado de piñón junto a los amigos; encerrados en una pequeña pieza, tosiendo por el humo del cigarro y las constantes risas, esas que nacen cuando nos burlamos del mundo irreal de las noticias.

Por eso amo tanto a la Farfana, ya no son sólo juegos de niño junto a mi primo: escondernos entre los matorrales para que un matón no nos golpee, dar vuelta el Mario Bros o el motorratones de marte, ya no son sólo esas cosas, allí tengo la seguridad de que las voces insensatas de quienes se irritan sobre el podio de las declamaciones nunca llegarán, tengo la certeza de que la ira de los jóvenes y sus peticiones explosivas no volarán alto, sé que mañana el mundo puede arder envuelto en llamas, pero podré abrir los ojos sobre el puente y el fuego no será más que una tibieza que no podrá derribar a la bruma, ni a nosotros a la orilla del zanjón con las espaldas heladas.

Mi trabajo, las protestas y mi sentimentalismo son el sueño. Por eso debo disculparme si oculto la cabeza bajo la tierra, de sólo pensar en ti a veces siento que se me da vuelta el estómago, se me aprieta la garganta y una electricidad negra invade mis manos, es que no quiero saber todas esas cosas que pudieron haber pasado; de sólo verte creo que desfallezco. En la Farfana tu nombre no suena y ni en pensamientos llego a llamarte.

Sólo quiero leer y escribir sueños y vivir realidades junto a mis primos, quemar el paladar con pizza caliente y enfriar mi estómago con cerveza barata, deseo olvidar mi trabajo personal de novelas a cada fin de semana y cobijarme a la orilla del zanjón junto a un par de borrachos hasta la madrugada, esperar que nos de sueño y luego encontrar el camino al hogar en un “pasando por mi casa”.

Cómo quisiera que pudieran comprender todo el amor que tengo por ese lugar, pero creo que nunca podrán. Cómo quisiera que disfrutaran tanto como yo de la noche negra apenas prendida por el amarillo de los faroles (quizás por eso allí la bruma sea de ese color), que sintieran junto a mí algún corte de luz y quedar perdidos en la nada, porque sin luces todos allá perdemos nuestros corazones y en la nada caemos.


Lo siento si tanto Temo, a tu lado siento que Temo.


Tal vez mañana ya no, tal vez…



“Más allá del puente verde del pueblucho, sólo ondean banderas chilenas, palestinas e irlandesas”

domingo, 11 de septiembre de 2011

Soñar

Se escuchó la trompeta tronar por el este,
Fue la voz del sol bostezando por su despertar;
Las polillas escalaron hacia las nubes
Buscando cubrir sus alas de arcilla de la hereje
Estrella moribunda, que vomitaba su luz de mar.

Se calcinaron sus vuelos y cuantos otros,
Los colores se hicieron espejo de su belleza
Y la vista cinceló cuadros gorgónicos;
Y el aire mismo fue encendiéndose en rojas esferas,
Que al apocalipsis le dieron un tenor de impresionismo.

Quise que mis pasos me guiaran hacia el templo,
La bestia fría que habita en su interior con un beso
Me dio la bienvenida, a mí y a mis rezos,
Pero tú no estabas de rodillas junto a las velas;
Las viejas de velos negros me indicaron las escaleras.

Subí en busca de la cima antes de las seis;
Antes que el último respiro se incendiara
Y antes de que las campanadas nos ensordecieran.
Ahí estabas de pie frente al abismo de Maipú
De brazos abiertos dejando que el viento te sedujera

Dejando que el mundo se diera prisa a sentir tu presencia.

No hubo necesidad de banas palabras,
Los cálidos alientos se habían extinguido
Y las cuerdas de mi voz no alcanzaban a tocarte,
Te mostré en cambio el horizonte que poblé de yuyos,
Palomas y ratas; te mostré en el último día quien soy.

Nos dimos un beso de labios mordidos
Y con manos presurosas nos hicimos
Todo lo que demandaba la lujuria
De una iracunda despedida antes de darnos cuenta
Que el mundo se ha evaporado y que ahogados debemos morir.

Obtuso como soy, no me rendí a la muerte
Del sonido, de los colores, ni la danza
De tus rizos al son de mis miradas y respiros,
Tomé una guitarra y le pedí a tu imaginación
Que adivinara mis últimas palabras para ti

Mis últimas palabras evocadas por una guitarra


(SOLO)


Nos sentamos en la cornisa y te señalé el cielo;
Se sintió como el verano de una estelar ribera,
Un hambriento final de bestias y epitafios.
Vemos un ejército de polillas al sol eclipsar
Y un anillo de cometas a la luna violar.

jueves, 11 de agosto de 2011

Sometimes when she sleeps

Muchos hombres me han mirado de forma especial, pero todos tenían algo en común; lo hacían con fijación, con algo de desesperación, como si el aire se fuera a acabar en cualquier instante y el mundo se fuera a desvanecer. Era como si yo fuera la última mujer sobre la tierra y ellos estuvieran desesperados por procrear, por salvar la especie. Jorge por otro lado, tiene una manera distinta de observarme; me da a entender que el mundo sigue presente, las aves volando y las flores respirando. Él sabe que no soy la última mujer sobre la tierra, sabe que ni siquiera soy la mejor; él podría estar con otra y quizás estarla pasando de maravilla, pero su mirada me da a entender que elije estar conmigo, que no es por conformismo que soy su elección y que no importa que mañana el mundo vaya a arder envuelto en caos: lo importante es que esta noche estemos juntos, que nos unamos en un sueño mutuo y que aunque eso sea lo único que compartamos; en ello seamos felices al son de una canción añeja.

"A veces cuando ella duerme, no me arriesgo a cansarme, porque en la muerte habrá suficiente tiempo para relajarme. Mi vista cae sobre ella y mis pensamientos empiezan a tomar nuevos rumbos…"

Kanwulf.

lunes, 18 de julio de 2011

I hate nightmares

Era de noche y se encontraban todos a la orilla de un inmenso bosque, estaban en contra de su deforestación y yo sabía que estarían con sus coloridos carteles protestando, reclamando con vociferaciones a la maquiavélica empresa que llegaría en cualquier momento, ustedes no sabían que venía yo a la cabeza de la empresa dirigiendo toda la operación. Cuando me vieron llegar al mando de todas esas máquinas chirriando sus dientes, sus rostros fueron de decepción y pena, luego ira y rencor. ¿Cómo había llegado tan lejos? ¿Cómo era posible que yo apoyara semejante blasfemia contra la madre naturaleza? Miles de pinos iban a dejar de exhalar su voz a las estrellas esa noche y yo dirigía la fiesta.
Tú rostro fue el más ofuscado, me gritabas que había llegado demasiado lejos y no me lo ibas a perdonar ¿Pero qué podía hacer yo? Debía mantener intactos mis ideales, que a esta altura del partido ya no sé cuáles son, pero estaba seguro de que los tenía y no debían morir. Una espesa neblina cubrió todo el bosque y con una potente voz di inicio a las actividades, el bosque parecía sollozar por piedad, clemencia, una tregua para todo ese tormento, pero yo debía permanecer estoico.
Contra todo plan manifiesto en los papeles defendí a muerte un pino, ahuyenté a las últimas máquinas y te llevé frente a él, te dije que era mi regalo para ti, un pino que había salvado en tu nombre y te lo iba a regalar, pero no te pareció una idea romántica ni piadosa, me gritaste ofuscada pues te parecía una burla la presencia de ese único pino aún vivo entre tanta muerte, apenas se mantenía en pie el pobrecito con su cañuelitas soportando todo el frío de esa noche invernal; te pareció una cruel broma, me diste la espalda y te retiraste decidida a no volver.
Se aproximaba la mañana e intenté pedirles a ustedes algo de ayuda, con unas palas quería sacar al pino de su lugar y replantarlo en lo alto de una colina en el horizonte, el pobre pino podía estar muy solo, pero de pie en la cima de la colina podía recibir primero que todos a la luna y al sol que pronto se asomarían, la imagen sería hermosa y por muy solo que estuviera el pino, de pie en la colina iba a estar gallardo y orgulloso de su nueva lozanía y presencia universal. Todos me dieron la espalda y lo comprendí, no iban a perdonarme inmediatamente semejante pecado empresarial, sólo C… comprendió mi idea y tomó una pala para dirigirse junto a mi frente al pobre pino.
Quise tener prisa pues la mañana se nos venía encima y ella se alejaba más y más, el tiempo no fue suficiente y cuando clavamos nuestro primer palazo desperté, la alarma anunciaba el tiempo de arreglar las cosas ya que pronto llegarían visitas.

viernes, 1 de julio de 2011

untitled 2

Encontremos un rincón del mundo
donde nuestras miradas no hallen eco,
para que el secreto siga intacto
y entre abrazos y besos sigamos riendo.

Un lugar en medio de dos nubes,
una cobija al centro de dos paredes,
sea donde sea que sigamos juntos y yo
vea el brillo fluir desde la ventana a tu mejilla.

Porque lo que importa es no estar solo,
no estar solo cuando el frío baje desde la luna
y azote nuestras espaldas,
lo que cuenta es alejarse de la apariencia
cada noche cuando juntos soñemos.

Somos unas largas vacaciones de dos planetas
perdidos en lo profundo del sur,
una otoñal caminata recorriendo "ningún sitio"
allá lejos donde las miradas de otros no llegan.

Una divina inspiración somos en medio del mar,
una accidental buena frase que hace reír,
una caricia entre dos desconocidos
que fingen quererse cuando la noche golpea.

Porque lo que importa es no estar solo,
sentir un aroma subir desde tu cuello
y saber que ahora estoy acompañado
para resistir al invierno que baja desde una luna,
lo que importa es que esta noche te quedes conmigo.

jueves, 23 de junio de 2011

Untitled

A veces cuando estoy solo en mi casa, puedo sentir tu olor muy cerca mío, casi como si estuvieras abrazándome. Es una ilusión, un espejismo momentáneo y pocas veces logro disfrutar de tu aroma. Debe ser que me gustan mucho tus abrazos, de esos que me das cuando dormimos uno junto al otro.

Cosas como esta no te las digo muy seguido, tal vez debería empezar a hacerlo.

O mejor no.

miércoles, 15 de junio de 2011

Night

Esta es una buena noche
para recorrer los pasadizos de la ciudad,
para perderse entre callejas
malolientes de humo y cerveza,
esta es una de esas noches.

Es una de esas noches inolvidables,
de esas con carga de inspiración
y de música estridente recorriendo los oídos,
como el buen viento de una tormenta
con voz resquebrajada…

a la tormenta ya no le queda tráquea,
se le ha desarma'o por los bramidos,
se le ha ido abajo el ensamblaje
como a un andamio mal armado,
pero su buena intención es lo que vale.

Esta es una buena noche
para que tú me acompañes querida mía,
ya no importa tu nombre,
seas quien seas…
la intención es lo que cuenta.

Y en esta noche voy a empalmar la luna
para que luz alguna pueda cegar nuestros besos,
esta noche le voy a pedir a las flautas
que desafinen un ortodoxo canto en tu honor,
con su último aliento las flautas te harán entender
ésta que es mi pasión.

Salgamos a recorrer las intrincadas calles de la ciudad,
los pasadizos de su laberinto nocturno,
ésta es la ciudad que prende mis deseos;
ella y cada una de sus deformaciones,
la ciudad del ruido y la furia,
la ciudad que emprende los cantos guturales…

Esta es una buena noche
para apasionarse en un rincón iluminado
con luces embriagadas,
a la orilla de algún puerto de esta ciudad
a la que nunca podré abandonar

porque de ella desprendo mis ilusiones,
de ella nacen los versos que ahora entono para ti
y para algunas otras.

Asomo mi rostro por la ventana
y es una luna sin rostro quien saluda,
una anónima más en este largo verso llamado vida,
una más a quien querer y a quien esperar
para que cada buena noche haga su rutinaria ronda,
por mis ideas y por mis recuerdos.

!Que noche!