lunes, 21 de diciembre de 2009

Astronomía

Aún recuerdo cuando jugaba a ser astrónomo, en realidad, desde pequeño fue mi sueño ser uno algún día, pero todavía me extraña recordar que sólo habrán pasado unas pocas temporadas en que logré serlo por última vez, y tú, como en tantas otras cosas, me ayudaste en eso.
Me decías; “busca, busca en mí. Recoge todo lo que puedas” Y yo tan obediente hurgaba todos tus espacios en busca de las estrellas, mis pequeños dedos jugueteaban como telescopios intentando encontrar sus tesoros. A veces creaba constelaciones, mi preferida era la orquídea sobre tu espalda, aunque los cachorros sobre tus hombros no estaban para nada mal, tanto te sonrojabas si pedía encontrar un molino sobre tus muslos.
Para mí todo era cosa de niños, siempre prefería reír a gritar, sonrojar a llorar, fantasear a enfrentar el día a día, nuestra realidad. Por tu parte, todo acababa luego, pronto ya no te hacían tanta gracia mis juegos y alejabas mis manos que buscaban en ti a Casiopea.
“Algún día,
Algún día
En tu mente
Comprenderás que la vida no es tan simple,
En algún lugar,
En algún lugar
De tu mente
Verás que hasta las estrellas son y serán polvo,
Bajo tus pies,
Bajo tus pies
Como aplastadas mies
Serán barro y estorbo”
Esto me cantabas justo antes de irte, escondías mi universo bajo coloridas ropas y me alejabas por días o semanas de mis estrellas. No te importaba arruinar todo mi trabajo, que al volver tú cuando te placiera yo tuviera que recomenzar a trazar mis planos de nuevo, porque tú, mi cielo, tanto cambiabas y hasta mis estelas parecían mudarse. De una semana a otra nuevas imágenes, nuevos besos, nuevas caricias y una ventana que nos reflejaba en la oscuridad.
Ahora sé que pronto estarás casada, ahora sé que tanto has madurado, mas yo por mi parte sigo siendo un niño, mientras tú vas criando otro en tu vientre, un niño hijo de las constelaciones, hijo de una orquídea y Casiopea, de otro que quizás no pudo ser astrónomo y paso de largo sobre cada uno de tus lunares, no los supo cuidar, los destruyó y arrojó como flechas incandescentes al piso de tu habitación.
Tus estrellas ya no lo son tanto, han vuelto a ser alteraciones de las dermis. Sobre mi cabeza ya no hay sueños blancos velando la oscuridad, sólo bolas de gas incandescente a mucha distancia. Ya todo ha muerto, menos el fruto de tu vientre y uno que otro lunar aplastado en tu habitación.
Si tan sólo pudiera hacer barro de mies y cubrir mi cuerpo, cubrir mis ojos y oídos, aún en mi mente algún día y en algún lugar recordaría las estrellas en tu vientre…

lunes, 30 de noviembre de 2009

EnSueño

En el sueño yo iba dentro del metro, pero las estaciones estaban todas apagadas, sin un ápice de luz, sólo alguno que otro fugaz destello.
Las estaciones eran mucho más grandes de lo que en realidad son: al menos unas tres veces más altas y los pasillos dos veces más largos, lo que ayudaba a acrecentar el abismo de oscuridad en cada rincón, como un estómago enorme absorbiendo toda esperanza y vida. Aún así, en todas ellas había personas esperando los recorridos, yo no podía ver claramente sus rostros, algunos subían cuando el metro se detenía y otros se quedaban absortos, petrificados en el andén como si ni siquiera hubieran visto la detención de los vagones.
En el sueño, yo sabía que tú ibas en el metro que iba siguiendo al mío, como si yo hubiera tomado el verde, tú el rojo. Yo no podía hacer nada para impedir lo que se evidenciaba como tan obvio; te bajarías en alguna de todas esas estaciones (no sé porqué pensé sería en metro moneda) e irías a sus brazos, él te tomaría y levantaría para besarte en medio de toda esa oscuridad.
Intentaba yo en vano reconocer su rostro, tan desconocido para mí, pero que pensé podría identificar (tan lindo lo describías tú). Sabía que si lograba verlo, unificar sus
exiguas y abstractas facciones, yo bajaría del tren y lo arrojaría a las vías, tal como haría si en realidad me lo topara un día cualquiera.
Antes de despertar, sentí como yo al avanzar, tú ya te habías detenido en la estación que yo dejaba atrás. Seguía mi camino un oscuro túnel donde ya no habían más destellos, mi estómago se subía a mi garganta y arrinconado ahogaba un llanto, antes de despertar sentía todo eso, mientras escuchaba tus labios chocar contra los de él, con tanta fuerza, retumbando el bullicio por todos mis túneles.


"En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida"

El túnel – Ernesto Sábato.


¿Quién te dijo que las flores no marchitaban en primavera?
Aquí ya no queda ninguna con su estela.
¿Quién te dijo: “por los bordes de sus corolas queda manantial?
Yo sólo veo caer sus pétalos de forma abismal.
¿Quién nos prometió su eterna fragancia y fulgor?
El mismo que hoy nos la arrebata con clamor,
Es nuestra propia ilusión y ensueño
Que nos ha engañado haciéndonos ver lo eterno
Donde no había más que un oasis sereno,
Uno que espera en silencio un vendaval
Rojo y lóbrego de renegrido apaciguar.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Feliz Cumpleaños

21/11/08

Ángela:

Hace mucho tiempo que no hablamos, creo ya no somos confidentes. ¿Hace cuánto no nos decimos: “te quiero”? ni hablar de los “te amo”. Pero tú ya debes saber lo evidente; creo yo nunca dejaré de quererte y extrañarte tanto, por el contrario, pienso que a medida que el tiempo pasa, mientras se amontonan los meses uno sobre el otro, mi cariño va madurando junto con mi persona.
Satisfecho puedo decirte que antes nunca te amé, creí hacerlo, pero era sólo un niñito atolondrado, muy infantil y más que nada te hice mucho daño, por lo que te pido perdón eterno. Aunque creo toda nuestra historia fue necesaria, ambos aprendimos de la experiencia: ya nunca serás tan permisiva con otro, yo nunca más seré tan celoso. Ambos crecimos y maduramos.
Dije que satisfecho podía decir que nunca antes te amé de verdad, es porque ahora lo hago, de forma infinita y plena: te deseo la mayor de las felicidades, ansioso estaré de verte con quien te merezca, y si es otro quien saque tus dulces sonrisas a florecer, orgulloso estaré de la mujer que ahora no tengo, pero que ayudé a formar. Y si alguno te hiciera daño, no dudes, yo te defendería, por ti daría la vida.
Te amo porque no te deseo como un objeto del cual apropiarse, te amo porque eres un pétalo que se me ha escapado de las manos, pero que gozoso quiero compartir con el mundo. Quiero cantarle a quien me oiga cuanto extraño tus celos de niñita, tus manos de señora y tus besos de mujer.
Eres ahora el aire que se me escapa de las manos y no puedo retener, pero que si me faltara no podría vivir.
Eres la luminosidad de cada estrella al anochecer, tan inalcanzables, pero de cuya belleza nadie termina de asombrarse, de la cual nadie querría dejar de depender.
Eres la sal de cada lágrima que encuentro en mi almohada al despertar, después de soñar contigo. Tan agria, pero que me recuerda que aún estoy vivo.
Eres cada letra y pensamiento que plasmo, sobre cada papel que se asemeja a tu piel, por eso debe ser que tanto me gusta escribir.
Eres cada letra de canción que escucho en otro idioma y no comprendo, debe ser que todo lo inconcebible nace de tu ausencia.
¿A dónde he de virar la vista para escapar de tu existencia? ¿En donde he de matar los recuerdos y la imaginación que tanto me dicen que tú eres la mujer de cada poeta que recitó el amor? Será mi eterno castigo, no creo que tenga perdón.
Y este creo, es mi regalo de cumpleaños para ti; mi verdadero amor, esta carta y una cajita musical.
No espero ya nada de ti, sólo que no te moleste que tanto escriba yo en tu nombre.
Un beso para todas tus noches, y adjunto una canción de Gardel que habla por mí. Es “mano a mano”, yo creo que así hemos quedado.

Tuyo siempre,
Te quiere este y otros noviembres,

Kevin.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Gemelos

Un día cualquiera, hace 2 años, llegaron a mis manos un par de relojes, eran idénticos, sólo dos simples relojes digitales como tantos otros; los dos color gris, con su pulsera de plástico y su círculo central negro, ambos medían la hora, tenían cronómetro y despertador, como tantos otros.
Como nunca he tenido la costumbre de usar reloj (tal vez ninguno se adecua a mi muñeca) dejé ambos en mi habitación, para algún día utilizarlos cuando tuviera necesidad de ellos, yo prefería pues verificar la hora en mi vetusto celular.
Pero otro día cualquiera, hace unos tres meses, comenzaron estos relojes a comportarse de una manera muy extraña; sin que yo los ajustara, comenzaron a sonar sus despertadores a horas disímiles, a veces sonaban y me despertaban a las tres de la mañana (algo muy molesto cuando al otro día vas a estudiar) por el contrario, otras veces sonaban a las cuatro de la tarde, cuando yo estaba leyendo o realizando alguna otra actividad. Su alarma era constante y fuerte, con un pitido muy estertóreo y desagradable, lo cual me era útil cuando se les ocurría sonar a las seis de la mañana, levantándome y reemplazando la función de la alarma en mi celular, que a pesar de yo haber ajustado el día anterior, no había tenido la fuerza suficiente para despertarme (su sonido era bastante parsimonioso y débil).
Este comportamiento errático comenzó a molestarme, aunque no tanto como comenzó a sorprenderme e intrigarme. Así que tome la determinación de estudiar estos relojes, intenté reajustar su comportamiento, intenté abrirlos y sacarles sus baterías, pero todo era inútil, algunos botones parecían no querer funcionar, algunas perillas trabadas y sus tuercas petrificadas.
Tomé entonces la determinación de separarlos, uno lejos del otro, a ver si así detenían su actuar, pero esto sólo aumentó mi sorpresa: cuando llevé uno de los relojes a la cocina y abandoné ahí por una semana, me percaté que el ubicado aún en mi habitación tenía la buena costumbre de sólo sonar y despertarme cuando yo lo necesitara, así por ejemplo, me salvó tres veces de llegar tarde a clases y me recordó unas cinco actividades y tareas pendientes al sonar por la tarde. Por el contrario cuando cambié de lugar los relojes, dejando uno en la cocina y el otro en mi habitación, el nuevo acogido tenía la mala costumbre de despertarme casi todas las noches de madrugada, casi con la intención de sólo molestar, y sonar de tarde siempre que yo estaba muy concentrado en algo, sin que me recordara ninguna actividad pendiente, pues por más que reflexionara e intentara recordar, no encontraba nada en mi mente, más que la molestia de la interrupción.
Me di cuenta entonces que no eran ambos los que tenían un comportamiento errático, dirigido a veces a molestarme y a veces a ayudarme, no eran los dos juntos los que me habían despertado o interrumpido tantas veces, cada uno tenía su comportamiento antípoda, cada uno sus aparentes intenciones.
Llegué a la conclusión que al igual que dos gemelos (como dicen las leyendas) uno nace malvado y el otro bueno, coloqué entonces el reloj malvado a la izquierda del derecho para identificarlos y nunca confundirlos.
No quise deshacerme del malvado, quizás por nostalgia o empatía con el bueno, porque tal vez sea tan bueno que ame mucho a su gemelo, y le daría mucha pena ya no verlo más. Creo que el malo me agradece de cierta forma no haberlo arrojado a algún canal o a la calle, pues ahora su comportamiento es menos molesto, como si intentara contenerse, pero no se ilusionen, aún sigue con alguna de sus pillerías y me sorprendería que no. Mientras no sienta envidia de su hermano y le quite la vida, todo estará bien. En realidad ya me acostumbré a convivir con ellos, ya extrañaría que faltara uno, y ambos arrumbados sobre un mueble mío siguen con su actividad, quizás a veces discutiendo como uno arruina las labores del otro, como buenos hermanos que deben ser.


No puedo evitar sentir culpa algunas veces, tal vez antes de mi experimento (cuando dejé uno en la cocina y otro en mi habitación) ninguno de ellos era claramente malo o bueno, quizás ambos eran los que se ponían de acuerdo para sonar al mismo tiempo y a veces ayudarme o molestarme. Cuando tomé uno y lo abandoné en la cocina, tal vez lo impulsé a un resentimiento eterno y ahora siempre será malo, el otro por el contrario, se vio protegido y elegido, siempre sería bueno entonces. Tal vez mis acciones impulsaron su actual actuar o quién sabe, puede ser que uno haya nacido malvado y el otro bueno, son cosas que nunca podré ya saber.
Me preguntó, si Dios hubiera agradecido la ofrenda de Caín y no la de Abel, ¿no hubiera sido este último quien machacara la cabeza de su hermano en venganza?

“cada día a lo largo de doce años, Harold se ataba la corbata con un solo nudo estilo Windsor en vez de un nudo doble, ahorrándose así hasta 43 segundos. Su reloj opinaba que un solo nudo estilo Windsor le hacía el cuello gordo, pero no decía ni pío…
…su reloj se deleitaba con la sensación del viento fresco acariciándole la esfera… …y exactamente a las once y trece minutos cada noche, Harold se acostaba solo, dejando su reloj de pulsera descansado en la mesilla de noche junto a él…”

martes, 10 de noviembre de 2009

Arán

Arán era un joven soldado del ejército de los hombres, en el reino de las montañas.
Amaba su tierra, el color rojo vivo que se impregnaba desde el alba hasta el atardecer sobre las cumbres, que bajaba hasta posarse sobre la ciudad dándole su fulgor, resplandeciente en cada roca, en cada rostro de sus ciudadanos.
La gente de las montañas eran personas sencillas, gustaban de trabajar día a día de forma apacible, celebrar con jolgorio el morir de sus días con fiestas de cerveza y cánticos de alegría, podían ser tan iracundos como serenos; sobre todo iracundos en la guerra.
Eran conocidos como buenos estrategas y acérrimos amantes de la lucha con sables. Aún así no cesaban los intentos de otros reinos por dominar sus tierras, tan ricas en minerales en las montañas y fértiles para los cultivos en las faldas de los montes, que era donde se asentaba el pueblo.
Sus compañeros en el ejército tomaban a Arán como un amuleto, pues desde su llegada tenían cada vez menos bajas batalla a batalla, se sabía que Arán nunca había perdido una sola lucha cuerpo a cuerpo, ni tampoco con espadas.
Era un descendiente de vieja familia liante y sobre todo los viejos de la tropa recordaban a su padre con quien habían militado; un guerrero con el cual era difícil llevarse, pero buen guerrero al fin y al cabo, que nunca había retrocedido en ninguna afrenta, que nunca había dejado a un compañero rezagado.
Arán era más tranquilo que su padre, se llevaba bien con todos y los demás lo cuidaban como el bebé del regimiento, un bebé que ya había salvado la vida de muchos ellos, al cual le debían no pocas victorias, un bebé respetado por todos. Ya pronosticaban que un día sería general, que un día sería grande.
Pero Arán no quería esa vida, estaba cansado de la repetición de sus hechos, estaba agotado de lo pequeño de su mundo. Su reino tan amado se le había transformado en algo dominable y ya no se sorprendía con el rojo envolvente de cada día, de sus cielos, de sus nubes, de sus estrellas que ya no le cantaban nada nuevo.
Arán siempre había sido mirado como alguien diferente, algo más frío y “apagado” que el resto de los ciudadanos, incluso que las personas de su familia, en eso se parecía más a su padre. Costaba hacerlo reír, pero incluso cuando se lograba, seguía mostrando esa nostalgia, en la impermeabilidad de sus sentimientos y emociones.
Arán gustaba de la cerveza y de las fiestas, pero era siempre el más callado, parecía siempre inspeccionar y analizar a todos los demás, como planeando algo siempre, una trama secreta en su mente que nadie lograba dilucidar, o al menos eso creía él.
El día menos pensado tomó algunas pocas posesiones, entre ellas su vieja guitarra, su espada y su cantimplora con agua. Salió antes de quebrar el alba y se dirigió rumbo a los lindes de su tierra, donde comenzaba el reino de los bosques, ahí partiría su aventura.
Sentía como el aire matinal se abría sobre su rostro, estaba algo nervioso claro, no se había despedido de su familia, de sus amigos, de nadie que pudiera retenerlo ni desearle buen viaje, sólo quería huir en busca de su verdadero hogar, un lugar donde el honor de los hombres no se midiera por cuanto dinero podían ganar, por cuanta sangre podían arrancar con su alfanje, una tierra donde un joven guerrero pudiera amar la lluvia caer mientras cantaba una vieja canción.
Arán ya casi llegaba al reino del bosque cuando el grito de un conocido lo detuvo en seco, era su primo quien venía en su búsqueda. Cuando lo alcanzó no hacían falta palabras, con una sola mirada sabían que esa no era una despedida, que tampoco era un intento de retención, además el bolso y la mirada sonriente delataban todas las intenciones de Erin. Él lo acompañaría en su viaje, ambos abandonarían una tierra que los había hecho felices, pero que no se compenetraba con ellos, pues ambos buscaban algo más.
Arán intento en vano disuadir a su primo, pero Erin le dijo que él no podría realizar el viaje sólo y que además éste fuera del todo productivo. Erin le dijo que cada persona nace con un propósito en esta vida, algunos son constructores y eso los hace felices, pues encontraron lo que amaban. Otros eran padres y madres, no necesitaban nada más de la vida, pues siendo padres ya su búsqueda había acabado. Por otro lado ellos jamás acabarían de sentirse incompletos, pues Arán había nacido para llenar el mundo con sus aventuras y proezas, sus viajes no debían nunca ser olvidados por nadie, ya que serían una enseñanza y un mensaje en el futuro de muchos pueblos, un mensaje que daría valentía a cada uno para seguir sus sueños, nunca conformarse con lo dado. Claro ese mensaje no se dispersaría a menos que Arán fuera acompañado por su primo.
Erin era un bardo, su función, lo que lo hacía feliz, para lo que él sentía que había venido a la tierra era cantar, escribir y cantar grandes aventuras, épicos viajes llenos de misterio y de amor por el romanticismo de la naturaleza. Así estaba claro que ambos estaban ligados, uno debía regalar su vida al otro para que éste la escribiera en la más grande épica jamás conocida.
Arán aceptó los argumentos de Erin y así ambos se introdujeron en un bosque húmedo, espectral y lleno de un frondoso olor a la vida, la vida que ellos perseguían. Uno el aventurero y el otro el escribano, algún día sus viajes acabarían y estos serían cantados para siempre, como un eterno recuerdo de lo feliz que pueden ser los humanos cuando encuentran su propósito, aunque éste nos sea comprendido por los demás.
De cierta forma Arán estuvo agradecido que esa mañana Erin lo hubiera alcanzado, que ahora los dos emprendieran el viaje. Tal vez sin darse cuenta había considerado pedirle desde un principio que fuera con él, pero cuando el orgullo es lo único que nos hace más fuertes, hay que cuidarlo como un tesoro. Ya que ambos sabían esto, no era necesario embelezar esa huida matutina con lágrimas, ni agradecimientos, ni elogios.


Ambos como sombras se perdieron entre los cipreses, dejando una estela de encanto como única sombra para el reino de las montañas.
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martes, 27 de octubre de 2009

niñita

La niña de piel crepé, lleva el cabello desordenado y no sabe porqué. Se va sufriendo y llorando por la vida, se pregunta porqué no es bella y rasguña su carita creyendo que todos le mienten, cuando le dicen que es una estrella.
Un mechón le cruza el rostro y baja la mirada cuando al hablar intenta despistar, porque creo a veces le gustaría no ser visible, pensará que será menos vergonzoso no ser perceptible.
Intenta avivar su caminar con intensos colores que la visten, piezas de trapos tejidos unos sobre otros la asisten, si pareciera una princesita sórdida de un gris cantar.
Cuando habla baja la voz e imita un suspiro acabado, cuando se enfada se sonroja y recita todo más modulado, como enseñando quien es en verdad en esos momentos de necesidad.
Quizás no todos lo noten, pero yo que la quiero tanto y poco se lo digo, quería que ahora supiera lo bella que es en mis días su estela. Lo especial que se hacen las horas con sus risas, matizando todas las amarguras en una brisa. Porque sólo tú y yo somos libres en la incoherencia, con nuestros códigos, aunque todos los demás nos juzguen y crean nos falta decencia.

La niña de piel crepé se unta zanahorias en el rostro, baña sus ojos en un mar de tintura opaca, que al anochecer asemeja un negro desierto donde son atrapadas gotas de una oscura y falsa melancolía.
La niña de pelo rebelde, paja negra y azúcar, baja la mirada al andar y cree que así no la van a encontrar. Como si no fuera cierto que tan poco le cuesta conquistar, y si ella lo sabe ¿por qué aún no se deja amar? ¿Por qué aún no levanta la mirada al andar?
La niña de vestido morado, zapatitos lustrados y suave danzar, creo que cree ser la oveja negra de la familia, olvidada y relegada como un libro viejo en estante distante. Un libro que ya nadie leerá, al que nadie le cuenta las páginas ni intenta ver un final.
Orgulloso le refuto su pensar y le confirmo que como ella, ambos somos renegados, ambos delegados de la decepción, hijos de la improvisación y azarosos nos movemos por la vida sin saber donde parar.
¿Pero acaso hay otra forma de ser original? ¿Acaso no serías tan sonriente como yo si supieras que te deparara un amanecer jovial?
Porque no sé donde iré a dar, porque no estoy seguro de mis decisiones, a veces sospecho de la verdad en mis sueños ni estoy tan seguro de ser tan talentoso para cumplirlos.
Porque nada de esto me importa si mañana estarás para carcajear en clave conmigo, para recordar la hilaridad del mundo cuando somos inocentes, cuando no tenemos nada seguro y el esfuerzo nos espera persistente.
Emocionarnos al recordar que somos dos al leernos, aunque a veces discutiendo debamos entendernos.
Porque siempre serás mi hermana tan “emocional” con la cual es más fácil ponerse sentimental escribiendo, cuando no estás aquí conmigo sino en tu pieza, como una muñeca de piel crepé, que se unta sus cremitas antes de recostarse en el chalé.

La niña de ojos linaza lee esto y ríe, va donde su hermano y le besa la mejilla, ambos son buenos hermanos, ambos andan perdidos por la vida.
A ninguno de los dos le importa, ¿no es cierto querida amiga?

miércoles, 7 de octubre de 2009

Condicional

Me gustaría que suspiraras a mi oído un tibio cantar,
Con tus labios escondidos buscaras mi pecho y callaras.
Fueras mar y tormenta, arremetiendo constante,
Nunca fatigante, bajo las estrellas yo sería horizonte.
Me gustaría penetrar tu boca cual invasor,
Conquistar tu aire sofocante con un viejo sabor a vino.
Que entre nosotros no hubiera instantes vacíos,
Sólo un remordimiento erótico perpetuo.


Me gustaría que sintieras mucho dolor,
Que las vergüenzas de antaño te domaran,
Así buscarías venganza, me trazarías tu satisfacción.
Yo tu tela, tus manos pincel.


Me gustaría cerrar mis ojos y pretender que no estas ahí,
Que todo es mentira, una fantasía solitaria moribunda.
Pero tú cantas, yo imagino no estar para disfrutarlo,
Mas tu abrazo es muy fuerte y juntos somos nada en las sombras.


Me gusta tu sabor a rechazo,
Me encanta tu húmeda hipocresía,
Tu pretendida inaptitud cuando estás tendida,
Que presiones tus labios ahogando el alma, te sonrojas.


Me gustaría que dijeras una vez más mentiras,
Que me amas y yo también a ti por cierto.
Transformando los segundos en horas y un parpadeo en la infinidad,
Si al acabar ya nada más va a importar.


Nos miramos creyendo que así vamos a despertar,
Y recorro tu pelo intentando escapar.
Volteas perturbada y escondido te beso la espalda,
Sentimos como nos quema y muerdes mi almohada.
Así la luna nos encontró e iluminó,
Te hiciste de plata y azabache,
Me hice oleaje e inundé al mundo.


Cuando te ibas me hubiera gustado decirte;
Que en horas debiera medirse el rencor y en eternidad el amor,
Así para siempre te podrías quedar,
Así no tendríamos que vivir en el constante intento del olvido,
Que siempre falla y nos hace recordar
Cuan esclavos somos del soñar.


martes, 29 de septiembre de 2009

La torre

Érase una vez una inmensa torre blanca, construida en tiempos inmemoriales para perdurar en la existencia.
Blanca y altiva permanecía en actitud de contemplación rasgando toda coherencia arquitectónica. Y esto se puede decir con firmeza pues no tenía la forma típica de alguna torre que ustedes lectores puedan evocar en sus recuerdos (¿), pero tal vez sí en su imaginación.
Ésta era cilíndrica, pero su perfección alrededor de los trecientos sesenta grados ascendentes era deslumbrante. No poseía un ápice de hendidura, ningún rasguñó delator de alguna distracción en los constructores, y todo esto que les relato se vuelve importante, ya que esta inmensa torre tampoco poseía ninguna ventana, puerta o ninguna clase de entrada o salida. A esto súmele algunos detalles más y ahora la cosa se vuelve además interesante.
Esta torre era en su interior todo un universo, era todo el mundo conocido por sus habitantes. Estos iban y venían en su interior sin siquiera sospechar qué podía encontrarse fuera de su atalaya, a veces pienso que tampoco querrían saberlo.
La mayoría iba y venía a su gusto recorriendo los espacios vacíos entre sus ciudades color avellana, estas ciudades suyas tenían formas bastante irregulares y estaban amontonadas unas sobre otras por todo su mundo, por lo que la movilización no era cosa fácil.
Muchos ciudadanos reclamaban la molestia del auto traslado de ciudades, en efecto, estas también podían ir y venir a su gusto y paciencia. De un momento a otro, era regular ver como una de estas ciudades se aventaba con fuerza sobre una de sus hermanas, nunca había bajas sensibles, pero la situación de volver a modificar la ruta de los caminos era algo incómodo.
Pero con todo, sus ciudadanos eran felices.
Algunos avezados, con el tiempo desarrollaron teorías físicas sobre la curvatura de su universo, la posibilidad de agujeros de conejo desde donde podrían realizar viajes interespaciales desde un sector del universo a otro, por ejemplo; desde la ciudad avellana 1 hasta la ciudad avellana 29, sin la necesidad de estar revisando los mapas de rutas o afrontándose a la posibilidad de que estas irregulares ciudades cayeran unas sobre otras, porque sí, a veces caían en multitud.
Y se vivió en este ambiente de felicidad y agitamiento hasta que un día, el famoso científico Camel, en sus expediciones en avellana 58 descubrió unos importantes papiros que versaban sobre la forma exterior de su cosmos. Gracias a estos papiros pudo corroborar su teoría, si su universo en sus confines tenía una pigmentación blanca quizás en su exterior también sería así, claro sus colegas lo llamaron loco en su tiempo por el sólo hecho de postular un “exterior”.
Además de corroborar el color de la fachada en la torre, contaba sobre una misteriosa base de la misma. Esta base de la torre también era cilíndrica y muy grande, aunque sus dimensiones no superaban un tercio del total. Esta sección se encontraba bajo el mundo en que ellos vivían y también era color avellana, como sus ciudades.
Camel encontró rápidas respuestas al hecho de que esta sección nunca hubiera sido explorada. Claro la iglesia avellanita tenía prohibido acercarse a los confines inferior o superior de la torre, las expediciones a los confines sólo se hacían en sentido este-oeste, nunca norte-sur. Por misteriosas razones todos habían respetado estas irracionales resoluciones por mucho tiempo.
Camel se sintió muy perturbado por enterarse de que su universo tenía otra sección aún no explorada, pero la mayor sorpresa fue encontrar al final del papiro un mapa del universo exterior, eso quería decir que su torre no tenía porqué ser el fin de un viaje, su torre no tenía porqué ser su todo, su torre era sólo el inicio de otra aventura.
Cuando presentó todos estos descubrimientos ante la comunidad científica del atalaya, recibió al fin el reconocimiento que merecía, pues antes su fama se basaba en la burla realizada por sus excentricidades y locuras. Ahora todos lo respetaban y pedían su auxilio para encontrar la forma de realizar estos viajes fantásticos con los que ahora todos soñaban, visitar la sección recóndita y por sobre todo, visitar ese misterio universo externo.
La respuesta venía dada en el mismo papiro; algún explorador audaz debía visitar el confín superior de la torre y comenzar un fuego.
Nadie entendía estas instrucciones, pero Camel les dijo que podían tomar dos caminos, o confiar en el papiro y vivir la aventura épica universal más grande de sus vidas o ignorarlo, escuchar a la iglesia avellanita, seguir con sus vidas normales entre las ciudades, esperando como máxima emoción los cambios arbitrarios de las mismas o la salida de alguna loca teoría científica, tal vez el último libro del mes “avellana nueva”.
Todos comprendieron lo insignificantes que habían sido sus vidas encerrados en una pared infinita, una envoltura falsa que les mintió, que los envolvía tapando sus ojos a las maravillas de lo desconocido. Así que decidieron seguir las instrucciones y que pasara lo que tenía que pasar.
Cuando Vincent Roy, el mejor explorador conocido, llegó hasta la cima de la torre junto a Camel no podían contener su emoción por iniciar luego las llamas que los liberarían.
Cuando todo empezó fue demasiado rápido, pero aún así Camel tuvo suficiente conciencia para comprender. Toda la torre había sido diseñada en tiempos inmemoriales para transformarse, para transformarse al contacto con el fuego en millones de naves exploradoras. Mientras el fuego fue cantando una danza en su avanzada, las ciudades antes color avellana se iban transformando en múltiples naves grises, el mismo Camel junto a Vincent Roy se vieron sin más dentro de una de esas naves.
El fuego fue transformando todo a su paso y sólo se detuvo ante la base, como el agua incontenida ante la represa. Pero para ese entonces ya había cumplido su propósito, y tal como lo prometió el profeta velliánico, su padre nunca más mandaría agua para purificar y cambiar su mundo, la próxima vez sería fuego, pero este fue el fuego de la libertad, ahora sólo les quedaba esperar a todos dentro de sus grises naves partir, empezar el último gran viaje.
Luego en el fin de los tiempos la base de la torre fue tomada por las manos divinas, esta fue acercada a las fauces de su señor y un soplo infinito la consumió, un suspiro glorioso les dio el impulso que necesitaban y todas las naves partieron por los aires en busca de su extinción. No si antes maravillarse con lo común de la realidad que para ellos fue una despedida mágica.
Su señor hizo que las cenizas se esparcieran, su señor vio que esto era bueno.

Cosas que se me ocurren antes de encender un cigarro.

jueves, 17 de septiembre de 2009

....

Lo siento, les pido perdón por anticipado a ellos, los únicos que me importan y que tanto se desilusionarán con esto. La verdad es que ya no me quedaba más opción, cada día sentía una presión sobre el pecho y trataba de ocultarla, de mentirme a mi mismo pretendiendo ser feliz, pretendiendo estar orgulloso de mi futuro y de todo lo que lograría (¿con qué? ¿para qué?)
Tomé la decisión el día que oí a Pablo relatar sus 10 horas de estudio diarias, que tanto amaba estudiar ese tiempo y ver los cayos aparecer y morir sobre sus 6 cuerdas. En sus ojos veía el fulgor de una pasión, me confesó que de ser posible estudiaría 24 horas sin parar día a día, ese era un verdadero amor.
Luego estaba yo intentando evadir las pocas horas de estudio que día a día iban volviéndose menos recurrentes, ver los códigos, ver toda esa jurisprudencia me producía una somnolencia y apatía creciente. Cuando me di cuenta de todo esto fui capaz de ver lo evidente, lo que debí ver en diciembre del año pasado. La verdad última de mi gran amor.
Yo podría pasar 10 horas leyendo tranquilamente novelas, podría pasar horas escribiendo poesía, podría imaginar días enteros historias una tras otra sucediéndose en una fiesta de la imaginación, ver nacer y morir cuanto personaje quiera mi ser.
Y es que nunca lloré como lloré dentro de una novela, nunca amé tanto como cuando lo hice en un poema y nunca actué tan bien mi vida como lo hice en una obra.
Teniendo todo eso yo no necesitaría de nada ni de nadie, me cagaría en el orgullo, vomitaría sobre el futuro laboral y por sobre todo terminaría de orinar los sueños de otros sobre mí, porque terminé relegando el único gran sueño que debería importarme, el que siempre tuve rondando para mí.
Cuando terminé de escribir el mail preguntando sobre el cambio de carrera llegué a la conclusión de que era honesto y fuerte, no demasiado sentimental ni patético, solamente un hombre sincero confesándose con una máquina.
Espero que todo terminé de la mejor manera posible, no podría perdonarme que no fuera así, después de todo esto es mi culpa, mi gran culpa.
Si tan sólo hubiera visto todo esto antes, como en realidad nunca lo hago, ver las cosas con claridad cuando corresponde.

martes, 25 de agosto de 2009

Más extraño que la ficción

-Pregunta nº1: Le han dejado algún regalo delante de su casa últimamente?
-No.
-¿Nada? ¿Chicles, dinero, un gran caballo de madera?
-¿Disculpe?
-Limítese a contestar.
-No.
-Vale. ¿Tiene usted tendencia a resolver asesinatos misteriosos en casas de lujo a las que, déjeme que termine, a las que puede o no haber sido invitado?
-No, no, no no.
-Bien. En una escala de 1 a 10 ¿Qué probabilidad hay de que sea víctima de regicidio?
-¿regicidio?
-Siendo 1 poco probable y 10 que le van a matar dentro de nada.
-No tengo ni idea.
-Lo formularé de otra manera... ¿Es usted rey de algo?
-¿Como qué?
-De lo que sea, de las pistas, de la bodega del barrio...
-¿Rey de las pistas?
-Rey de las pistas, rey de los gnomos, eh...
-¿Rey de los gnomos?
-Sí, de una tierra clandestina debajo del suelo de su casa,... cualquier cosa.
-¡No!
-¿No?
-¡No! ¡Qué tontería!
-Ya, pero empecemos por tonterías para después retroceder. Veamos, ¿Alguna parte de usted ha formado parte de otra cosa?
-¿Dice que si tengo los brazos de otra persona?
-Quizá una vez fue usted compuesto por piedra, madera, lejía, despojos de cadáveres o tierra consagrada por miembros del consejo rabínico?
-No... Oiga, oiga... Lo siento, ¿Pero qué tienen que ver estas preguntas?
-Nada, pero para saber en qué cuento está inmerso hay que determinar en cuales no lo está. Por extraño que parezca ya he eliminado media literatura griega, siete cuentos de hadas, diez fábulas chinas y he determinado de forma concluyente que usted no es ni el rey Hamlet, ni el tío Tom, ni la señorita Marpel, ni el monstruo de Frankestein, ni un Golem.
-Ah...
-¿No le alivia saber que no es un Golem?
-Sí... me alivia saber que no soy un Golem.
-Bien, ¿tiene poderes mágicos?...

jueves, 20 de agosto de 2009

...

Era tan dolora la media noche, y fueron tantas medias noches con ese pesar. Esa somnolencia que se perpetuaba para todas las próximas horas porque no se dormía, no se podía dormir por todas las presiones, todas las responsabilidades y toda esa soledad tan artificial.
Las ojeras se marcaban como eternas bajo los ojos y la piel se blanqueaba pareciendo fantasma, el cuerpo tiritaba por las alucinaciones y el único conforte, nexo con la realidad, era el momento de ir al baño y sentir el olor a café cocido brotar de la orina.
Se seguía leyendo sobre todas esas teorías, todas esas divagaciones de tantos “genios” filosóficos a lo largo de tantos siglos. Monumentos al conocimiento y recuerdo de nuestra genialidad que tanto nos enorgullece, que ahora yo debo “aprender” y seguramente ustedes también, para ser alguien importante, para ser alguien en esta vida.
Y en realidad tantos estaban alrededor tuyo, pero ninguno era verdadera compañía, porque hace mucho tiempo que no logras entablar una verdadera relación con nadie. Sigues buscando a esa persona que esté al lado tuyo, porque te resulta más fácil fortalecer un solo lazo que mantener muchos que te revivan.
La frustración de que ese lazo no aparezca nunca te hace mirar hacia atrás sobre todo lo pisado y querer volver, pero ya es muy tarde (que bueno que así sea).
Llamaste pero no te escucharon, lloraste pero no se conmovieron, rompiste todo y te asombraste ante la gran creatividad de tu propia estupidez para meterte en problemas nuevos. Buscas asombrarte por última vez con la sagacidad de tu ingenio y mentira para sacarte de apuros como tantas veces pasadas.
Se deshizo el nudo en tu estómago con el último examen rendido y ahora sólo esperas la aprobación de las calificaciones, la palmada en la espalda de quienes esperan que seas alguien en la vida: “que bien”, “excelentes calificaciones”, “ganarás mucho dinero”, “menos mal que escogiste esta carrera”, “te estamos calificando muy bien”.
Todo se vuelve más liviano porque todo importa menos hoy, porque es estúpido y una debilidad sentirse solo. Y que importa que de verdad estés solo, al menos estás tranquilo, y al menos ahora sabes quien eres, has descubierto quien se escondía en ti.

Cuando dejaste de tiritar sobre la cama, cuando te diste cuenta que lo único que te importaba era lo que escribías, por fin aceptaste tu amor y tu meta.
Estudiar para ser alguien en la vida, y escondido de todos los demás cuando estés más solo, seguir escribiendo eso que tanto te gusta escribir. Hasta que lo termines, hasta que todo termine.

miércoles, 5 de agosto de 2009

de Pacman para Pacmina

Waka waka waka
Waka waka, wak waka,
Wak wak, waka waka wak
Wak waka wak wak
Waka waka waka waka waka, waka.
Waka waka waka
Wak wak wak, waka
Waka waka, waka wak
Wak wak waka waka wak.
Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaka
Waka wak wak
Wak waa waka waka waka
Waka waka waka
(L) Waka y wak (L)

martes, 21 de julio de 2009

Indiferencia

La indiferencia siempre cae como la última nota de la peor canción, Esa que de una u otra forma te deja pensando en una buena melodía, Una que quizás compusiste en otra vida que te acogía Donde tantas alegrías florecieron y flotaban por almidón.

Y las emociones son un vaivén que hacen “clock – clock” Que cuando menos te lo piensas eres estrella y luego papel. Por todos ellos pasó dejando mensaje un pincel, Sólo que no esperaba en plena calle ese escrito para mi vida tan “ad hoc”

Por lo que levanté el pie y volando se fue la creación, Editada con tal genialidad por un cincel cual escultura Para que encajara en mi vida siendo brillante armadura, Pero la indiferencia es siempre una promesa de futura hermosa composición.

Volando llegó el mamarracho a posarse sobre viejo tablón, Junto a la lluvia, junto a la vía, junto al desazón de llegar a ti. Abriendo el bollo pareciera florecer nuevamente cierta orquídea para mí,

Mas aún extendido el mensaje, ciertas líneas vestigios del viaje sin don
Fueron bordando por tus manos cierta desilusión;
Muy bellas todas estas palabras decías,
Todas muy delicadas como seda pensabas,
Algunas fueron tus preferidas y otras ya se habían repetido demasiado,
De todas formas sabes que esto querías,
Encontrarte estas frases botadas de nuevo,
agotadas De tanto suspirar un aliento reiterado.
Sólo que esta vez te confesaba; “Esto ya no es un sueño alado”

Decidí no mentirte más y ser frontal,
Tú y yo sabemos como son las cosas en esta diagonal.
Que cuando escuchamos una mala canción
Las últimas notas desvirtúan toda pasada decisión,
Que para mí es terrible pensarte y soñarte,
Por eso te dibujo en este escrito que luego regalaré al cielo…
Quizás alguien le ponga cinco acordes y lo haga canción,
Para que sea mala, para que la escuches,
Para que te recuerde mi imperfección pues
Nunca fui lo que pedías, vez
Ya lo asumo y no me molesta que tú tampoco lo seas.

Por eso esto va para todas y para ninguna,
En realidad para la que quiera golpear mi puerta; “toc- toc”
Que yo abra y ella sonría invitándome a nadar en lagunas,
Decidme que la espera acabó, el reloj se detuvo; “ding – dong”
Que ya la indiferencia no será tema para vagar por dunas,
Que ya asumimos escuchar disfonías pues era lo útil,
Era como debía ser para que por fin me aceptaras un beso;
Mientras de fondo sonaba una composición de metal y frío,
Pero que más da si nosotros éramos el recuerdo de lo no sucedido.

Cuando se calló la indiferencia sentiste mi aliento en tu cuerpo,
Era un roce tan poderoso y tan lento.
Cuando todo acabó te pediría tan sólo un momento,
Para saber que es cierto, que sucedió por leerlo.
Porque te diste por aludida que tanto odiaba tu silencio,
El que criaba la indiferencia que inspiró estos tiempos…

“Y el reloj sobre la pared que hacía tic-toc, ding-dong, click-clock…”
.

domingo, 19 de julio de 2009

De esas cosas extrañas

Era tarde muy tarde, pero Andrés tenía que estudiar de todas formas, a pesar de ser un niño pequeño se tomaba muy en serio sus obligaciones en el colegio, le gustaba destacar y ser de los mejores, mejor dicho, el mejor. Así que tarde Andrés ingresó a la cocina de su casa para leer unas cuantas horas, el examen era temprano y prefería pasar de largo, darlo con los conocimientos fresquitos. Puso en su radio el cassette donde tenía grabado Orion de Metallica en versión acústica, no pasó mucho rato desde que el tema comenzó a sonar que Andrés sintió la necesidad de mirar a su izquierda, donde estaba el horno de la cocina. Luego se arrepentiría de haber hecho esto, se arrepentiría de haber escogido la noche para estudiar y sobre todo ese lugar. Dentro del horno se veían luces encendidas, pero este estaba apagado, y no sólo eso; se podían ver pequeñas personas dentro del horno bailando, debieron ser unas treinta personitas vestidas con trajes victorianos bailando al son de la canción metalera, tal cual fuese un vals. Andrés pensó que todo sería una alucinación así que siguió leyendo (el cansancio, la hora, su gran imaginación y esas cosas), pero sentía la necesidad de verificar si todo era en verdad una creación de su mente. Así que volteó una vez más, vio que las treinta personitas estaban todas quietas pegadas al vidrio del horno viéndolo detenidamente, algunas sonriendo y otras no tanto. Andrés comenzó a silbar la típica canción que silba un loco cuando debe seguir deliberando sobre la veracidad de sus visiones, tomó su cuaderno, su pequeña radio y su estuche para partir caminando hacia su habitación, silbando mientras intentaba tranquilizarse y no gritar como niñita.

Creo que desde entonces Andrés le teme a los duendes, tirita al escuchar que alguien los menciona y sólo se siente protegido por su duendecita que le escribe de vez en cuando, ella promete cuidarlo.

viernes, 17 de julio de 2009

Pensamiento sin sentido

¿Alguna vez pienso terminar ese libro que empecé tanto tiempo atrás? A mis 13 años para ser preciso. En realidad no lo sé. Llevar un solo capítulo es como recién haber nacido y no saber como será el resto de tu vida, aunque dentro de tu mente tengas planeado ya el final de los 3 tomos, todo lo que esta entre ese final tan singular y original y tu comienzo hace 6 años es un abismo muy grande para conquistar. Pienso cuál sería mi ganancia al finalizar el libro; ¿publicarlo? ¿Ganar dinero? ¿Qué en realidad? Y a veces el dolor dentro de mi mente es tan grande que sólo pienso en aliviarlo sea como sea, exprimir todas esas ideas, todas esas fantasías y que todos las conozcan por fin, que dejen de atormentarme, pero el miedo es paralizante. Es que para mi son tan geniales todas esas aventuras y la historia en general que no soportaría la idea de que el mundo la ignore, pero al final que más da, si el dolor se irá con plasmarla de una buena vez en el papel valdrá la pena al menos que deje de aparecer en mis sueños, en mis relaciones con todos, después de cada buen libro que leo y digo “ese podría ser yo”


Porque en realidad no podría ser yo, sólo necesito sacar de mi mente la maldita historia y si al mundo no le importa que se joda.

Que se joda de una buena vez con todo y me deje en paz esa maldita historia con un final tan espectacular. (al menos para mí)

lunes, 13 de julio de 2009

El ladrón de ideas, parte I

Érase una vez un muchacho que no tenía mucha gracia, eso es algo que se ve bastante hoy en día por desgracia. Él no le pedía mucho a la vida, sólo que esta dejara de verlo desde arriba como engreída, poder disfrutar de vez en cuando de eso que algunos llaman “éxito”, pero al parecer no basta con un buen léxico y algunos datos irrelevantes, sino más bien una facha que las levante, la típica sonrisa empedernida que muchas veces las deja sin salida. Pero un día cualquiera cayó del cielo la solución a la que todos dirían; “yo también quiero”, transformarse en un ladrón de ideas, y aunque te lo intente contar probablemente no me creas. Consiste básicamente en encontrar al típico sujeto ganador, esos que nunca van a trabajar de vendedor, que a todos hagan reír con sus chistes que no debes perderte ni por un despiste. La idea es memorizar todas sus gracias por las que consigue mil alabanzas, luego tú podrás repetirlas en otro círculo social, y aunque te pase tal cual ministro Vidal al hablar tonteras, todos van a reír sin igual. Claro no puedes ser una copia del ganador en ese círculo social, él ya está ahí y es conocido, deberás seguir siendo un perdedor donde es debido. Pero podrás aparentar en todo el resto de tu vida, con todas las demás personas habidas. No es fácil ser un ladrón de ideas, pues debes no sólo memorizar todo lo que diga y valga al pena ser repetido, sino también sus movimientos y la forma en que expresa el contenido, sino podrías arruinar cada anécdota, si es que no saber tratar tu vida mejor que una actuación de la pérgola. Podría parecer al inicio que todos tus días serán un engaño, pero mientras nadie se entere no podrá haber regaño. Y llegará el día que todo comience a funcionar de maravilla, será cuando todo deje de parecerte una mentira y sólo el pasado será una vieja hebilla, que a día a día intentarás arrancar y votar como si estuviera oxidada, porque intentarás convencerte a ti mismo que esta nueva vida no averiada es la real, esta que es día y noche tan amada. Cuando ya te auto engañes con tu nueva vida serás como un drogadicto angustiado cuando no veas al ganador, no tendrás de donde sacar anécdotas y día a día será un terror. No querrás salir de día y no te gustará dormir de noche, porque en tus sueños saldrá tu verdadero yo sobre un coche, conduciendo a toda velocidad sobre una carretera solitaria en tu mente, oscura y con pinos donde no llega el sol a verte. L a luna invisible como tu vida y él tu mismo hacia ti sobre la solitaria carretera en medio de un desierto negro, cierto todo esto y que me parta un rayo si miento. Al final de los días ya no sabrás que era mentira y que lo cierto, yo ya no sé si todo esto es un cuento o si una vez más miento. Lo bonito y lo importante es que resultados se obtienen, la chica de tus sueños y todos esos amigos que quieres, la pérdida es la de tu identidad y no saber jamás a quien ama la chica del cristal. Pero en realidad que más da si la vida es sólo de momentos, y si puedo transformar cada uno de esos tiempos en una obra de arte, como en el teatro donde los actores fingen amarse, quizás tú también llegues a adorarme. Después de todo que regalo más bonito que ser el chico que siempre has merecido, si de todas formas tú siempre has sido la chica que he querido, y si la vida es más fácil y feliz dentro de un abstracto, bienvenida sea la mentira y deja que hagamos un pacto;


Tú nunca me vas a descubrir mientras yo sigo creando, El mundo ideal donde los camino sean de agua y tú más yo vallamos navegando.


martes, 7 de julio de 2009

preguntas que un niño nunca se atrevió a hacer

1 ¿Cómo es que filmaron esas películas de vaqueros y dinosaurios si en esa época no había cámaras? (9 años)
2 ¿Por qué el abuelo insiste en equivocarse de casa al llegar los sábados por la noche? (7 años)
3 ¿Por qué la casa tiembla siempre por una media hora durante las noches? (8 años)
4 ¿Por qué el caballero llora al tocar el piano? (ahora lo entendió) (10 años)
5 ¿Por qué el señor taxista vino enfadado a reclamar a la casa diciendo que mi abuelo le intentó pagar el viaje con bolsas de té?
6 ¿Por qué mi abuelo estaba desnudo sobre el tejado bailando y cantando? (11 años)
7 ¿Para qué se gritan las mamis y los papis? ¿Acaso papi no quería aceptar por las buenas la invitación de mami a dormir en el jardín por unas noches? (12 años)
8 ¿Por qué mi abuela persigue a mi abuelo por la casa con un sartén hirviendo? (13 años)
9 ¿Por qué ella quería que yo tocara eso? (ahora lo entendió) (8 años)
10 ¿Por qué cuando mi abuelo sale con mi papi llegan tambaleándose? (11 años)
11 ¿Por qué la coca-cola de mi abuelo sabe tan raro? Me hace sentir extraño (10 años)
12 Cuando uno duerme no puede respirar, pues se está durmiendo, se dejan de realizar todas las funciones como comer o cagar. Ergo, si retengo la respiración suficiente tiempo lograré quedarme dormido ya que mi cuerpo creerá que estoy soñando. (1,2,3,4,5,6,7,8,9…) ¿Por qué mis teorías siempre fallan? (9 años)
13 ¿Por qué cuando mi papi toma “coca-cola especial” junto a mi abuelo terminan siempre intentando robarse las acelgas de mi abuela? (escondidas bajo la chaqueta y los pantalones) (11 años)
14 ¿Por qué intentan bajarme de mi árbol? Me gusta estar arriba, solo. Es cosa mía. (14 años)
15 ¿Por qué me muestra todas esas manchas la señora? ¿Está mal que vea en todas a mi árbol? (14 años)
16 ¿Por qué sueño tanto con ese faro, la lluvia, los truenos y la playa? (15 años)
17 ¿Por qué intentó besarme? No es lo normal. (13 años)
18 ¿Para qué son esas pastillas? Todos los demás deberían tomarlas, a mi no me gustan. (14 años)
19 ¿Por qué no se va? ¿Por qué no se va de la casa? Por favor… (15 años)
20 Si Dios es tan poderoso ¿por qué no reacciona ante mis puteadas? Ni el diablo tampoco. ¿Cuál de los dos tendrá la polla más grande? El más poderoso, a veces pienso que ninguno. (16 años)
21 ¿Por qué es tan difícil encontrar la casa después de salir con mi abuelo?
22 ¿Para qué se enojan si uno intenta pagarles con boletos de micros? Ellos accedieron a llevarnos en este estado. (17 años)
23 ¿Por qué sigo soñando con mi árbol? ¿Dónde se fue mi faro? (16 años)
24 ¿Por qué insistes en llevarme a bailar a ese lugar? No corresponde. (17 años)
25 ¿Por qué quieres hacer eso? Es asqueroso, yo no estaré aquí para verlo (pero tenías que quedarte, tenías que verlo) (17 años)
26 Quiero que me de esas pastillas otra vez… ¿que no? ¿Por qué no? (18 años)
27 ¿Por qué lo hiciste? Dime porqué… (18 años)
28 SI duermo no podré sufrir, porque cuando uno está soñando las funciones pasan al subconsciente, quizás el mío está cansado de la mierda y me muestre cosas buenas y bonitas. (…)(…)(zzz)(zzz)(…)(“Six o'clock on a Christmas morning...") ¿Por qué mis teorías siempre fallan? (18 años)
29 ¿Por qué ya no quiere que toque eso? (18 años)
30 Quiero salir con mi abuelo… mi mami no me deja. No, no seas cara dura, no preguntes huevadas, si sabes porqué. (18 años)
31 Si sabes que voy a intentar besarte algún día, el menos pensado. No hoy, no mañana ni pasado, pero algún día. ¿Por qué no nos ahorras una espera a todos y te adelantas tú? Sería bastante más cómodo. (18 años)
32 Cuando me valla lejos, muy lejos. ¿Aceptarás irte conmigo?
33 Si pienso que te amo ¿Eso te alejará más? ¿Y si quiero amarte?
Pero no, aún no te amo. Pero quisiera sentir que me pides menos que eso, que me pidieras algo al menos, que quisieras que te gustara algo de mí. Yo te lo regalaría sin pedirte más. (19 años…)
.

sábado, 27 de junio de 2009

Y se llamaba...

1 Tú lo sabías maldito.
2 Lo supe desde un principio.
1 Sabías de mi condición y te aprovechaste de eso.
2 Tuve que causarte dolor, era la única forma.
1 Pero no entiendo cómo lo averiguaste.
2 Era tan obvio.
1 Cuando ella me lo dijo, cuando mi psicóloga me lo confirmó, todo en mi vida fue mucho más claro.
2 Cuéntame sobre eso…
1 Ella me diagnosticó mi problema; “Desorden de inseguridad paranoica” o algo así.
No soy capaz de reaccionar a nada más que emociones fuertes. Si una persona se presenta ante mi vida y no es capaz de presionarme psicológicamente y empujarme a mis límites, simplemente la olvido. Para mi es nada, si la dejo de ver es como si nunca hubiera existido.
2 ¿Y como encaja Antonia en todo esto?
1 Tú lo sabrás.
Ella sacaba lo peor de mí, todas mis locuras, alucinaciones, delirios, persecuciones y obsesiones. Fue como una droga para la mente, para mi condición.
2 Entonces cuando todo terminó…
1 No fui capaz de aceptarlo, yo volvía a ser alguien “normal”, ya nadie provocaba fuertes emociones. Y es que con mi condición no importa si son buenas o malas emociones, sólo deben ser potentes, ella sabía como empujarme a mis límites.
2 Yo fui tu mejor amigo, ambos nos iniciamos en la filosofía, ambos éramos poetas malditos en nuestro club de la serpiente personal.
¿Cómo fue que me olvidaste? ¿Esas no fueron emociones fuertes acaso?
1 Lo eran, pero en un determinado punto te volviste aburrido, dejaste de ser un reto. Entonces decidiste volver a serlo, de otra forma no estaríamos hablando.
2 Cuando la besé pensé que me odiarías toda la vida.
1 Así hubiera sido, pero sucedieron dos cosas.
a) Logré olvidar a Antonia, dejó de ser un reto.
b) Tú volviste a serlo, creo que has sido una de las personas que más me han dañado con un solo acto y por tanto tiempo, y como dije, no importa si son buenas o malas emociones, solo deben ser potentes.
2 ¿Y cómo Antonia dejó de serlo? ¿Apareció alguien más?
1 Sí y No.
2 ¿Cómo es eso?
1 “Otra” en realidad no existe más que en mi mente, en un libro, una película o un buen cuadro. Es lo mejor de las fantasías.
2 ¿Cómo la creaste?
1 Ya no sé si yo la creé a ella por necesidad o ella me creo a mí porque yo la necesitaba. Sólo sé que es como un sueño sobre una luciérnaga, absurdo… pero mágico.
2 ¿Qué más sabes sobre ella?
1 Es la mayor ilusión, saca lo mejor de mí (irónicamente ella quiere ver mi locura), es una muy buena bailarina.
Sé que algunos la llaman V _ _ Yo la llamo Noelia.


domingo, 21 de junio de 2009

Follow The Reaper (Persigue al segador)


Antes que todo una pequeña aclaración; No me gusta escribir ni leer poemas o cuentos corta vena, o sea, donde corre la sangre, suicidios, muertes y el cielo es negro. Me carga la gente que escribe así y de hecho, creo los llegó a detestar. Pero esta vez hago una excepción, explico…
Children Of Bodoom es una de mis bandas preferidas y estoy muy feliz porque vienen a Chile, me introdujeron en el metal y es la banda de la que me sé más temas en teclado y piano (unos 30), y es la única banda que permito me venga a hablar del fin del mundo, cortarse las venas y que todo está negro, porque lo hacen con estilo, como verdadera poesía y no como un cliché.
Por eso he decidido hacer un poema por cada disco que tengan y mostrarlos aquí. Cada disco es un color, una historia, un sufrimiento diferente cantado como una elegía. No cliché de adolescente suicida que quiere dar pena. Nada de eso.
Este es el tercer disco “Persigue al segador”, color azul, 9 canciones.


I Follow the reaper
II Bodom after midnight
III Children of decadence
IV Every time I die
V Mask of sanity
VI Taste my scythe
VII Hate me!
VIII Nothern Comfort
IX Kissing the shadow




La vida podría ser hermosa para cualquiera, pero…


De todas las flores querías hacer una
Y cada día era la oportunidad de marchitarlas,
Cuando el sol venía cayendo y hacia arriba la luna
Veías un cementerio de aguas azules lleno de almas,
Reflejo de tu locura y más oscuros temores
Y cada tumba una última línea que escribía “perecía”.
Cuando la luna venía cayendo le ocultabas tus amores
Esos otros de los que nunca supo y temía.

Corriendo tras la cobertura de un claro de luna,
Infidelidades que nunca sospechaste, lamento la mentira,
Mas aún lo nuestro se terminó de podrir en el fango de mil dunas
Pues tú leías en mis ojos esas heridas.
No habrá mañana, no habrá esperanza,
No para nosotros llenos de lagunas oscuras
De agua azul y fría sin amor o alianza,
Era una canción de tortura.

Resplandor débil de una vela dentro de mi vida
Muriendo despacio como un fuego en lluvia torrencial,
Gritos atroces de incomprensión en una lira,
Ya no éramos una pareja, sólo guerra demencial.
Sin chispas de esperanzas por dentro,
Te quebré las alas, ya no podrías volar alto…
Pero era tan real la mentira, dáñame de nuevo si miento,
Tan dulce cubrir el frío viento en nuestras mentes con un manto.

¡Las voces me están llamando!
Sé tú mi noche, será del diablo sólo un suspiro.
Y con cada pelea, cada vez que huías llorando
Perdía la máscara de mi sanidad y te aniquilo.
Pecado de luz trastornada en corrupción
Es porque el día más largo crece en solsticio,
Y hasta ella pierde su sanidad en la confusión
Ya somos dos en guerra sin ofrecimiento de armisticio.

Sonaba un coro de ángeles en la iglesia,
Me miraban sonrientes insinuando la venganza de Dios en guadaña.
En cuantos rezos no pedí perdón, una absolución dilatada espesa,
Sólo una confesión él decía, de ocho frases como una araña.
Yo no quería decírtelo, yo sabía que nos separaríamos,
El día que eso pasara quería que recordaras algo de mí
Que al menos en algo fui perfecto, cuando prometí que nunca nos mentiríamos,
Si quieres ódiame no te culpo, al menos ni esto leerás, no llegará a ti.

Si estamos separados, si nunca más nos juntamos,
Al menos tendrás un recuerdo que resulta ser mentira,
La más agria de todas para mí, que sólo tu y yo nos amamos,
Que nunca hubo otra, ¿eso es lo que querías?
La luna está alta y con orgullo
Me dice que nunca nadie más me elevará al cielo,
Será mi eterno castigo en frías noches de soledad y mormullo
Donde sólo mi imaginación me acompañará con esmero.

Aun configuraste una dulce venganza inconciente,
Esperaste luego de todas esas lluvias y pasión
Para confesarme tu más secreta verdad latente,
Que danzabas con frío y con calor de corazón,
Que tus miradas y labios no eran sólo de caballeros…
Fue una espada helada a mi mente ya agitada,
El principio del fin definitivo austero
Pues ahora tú buscabas tu aliada.

Desde lo alto las sombras me sonreían,
Y mientras más me dolía más yo te buscaba,
Era una incoherencia del orgullo que mentía
Mientras tú corrías libre sin nada que te atara.
Y en cada tumba una última línea que escribía “perecía”
Entre labios iguales que dabas me apuñalaba el dolor,
Y el cielo pensará que lo merecía
Y que nada de esto acabará sin confesión.

Sin que yo te cante el último canto de dolor,
Donde vendrá de tu parte la final decepción.

jueves, 11 de junio de 2009

Hatebreeder (Odia la Raza)


Antes que todo una pequeña aclaración; No me gusta escribir ni leer poemas o cuentos corta vena, o sea, donde corre la sangre, suicidios, muertes y el cielo es negro. Me carga la gente que escribe así y de hecho, creo los llegó a detestar. Pero esta vez hago una excepción, explico…
Children Of Bodoom es una de mis bandas preferidas y estoy muy feliz porque vienen a Chile, me introdujeron en el metal y es la banda de la que me sé más temas en teclado y piano (unos 30), y es la única banda que permito me venga a hablar del fin del mundo, cortarse las venas y que todo está negro, porque lo hacen con estilo, como verdadera poesía y no como un cliché.
Por eso he decidido hacer un poema por cada disco que tengan y mostrarlos aquí. Cada disco es un color, una historia, un sufrimiento diferente cantado como una elegía. No cliché de adolescente suicida que quiere dar pena. Nada de eso.
Este es el segundo disco “odia la raza”, color verde, 9 canciones.


1 Warhearts
2 Silent night, Bodom night
3 Hatebreeder
4 Bed of razors
5 Towards dead end
6 Black widow
7 Wrath within
8 Children of Bodom
9 Downfall



Desde ahora en adelante
Somos enemigos, tu y yo”

Guerra de corazón,
Ese es el camino de la contradicción
Cuando no sabes a quien amar
Y quien te quiere odiar.

He escogido la noche para ser mi guía,
Fiel amante, única compañía,
Para olvidar quien eres,
Pretendes entonces también dañarla a ella
Que no te comprende, pero quiere
Tratar de abrazarte en esta silenciosa oscuridad.

Cuando las aguas son bautizadas,
Cuando la pasión se desborda,
Cuando has escogido amarla,
Hacer uso de ella para luego desecharla
Como el cántaro que se quiebra a la media noche.
No entiendes a ningún ser humano
Y tampoco ellos a ti,
Odias la raza que es la mala
Intentas esquivar sus balas pero no es así
Como funciona la vida.

Ella ya no tiene paciencia y no entiende
Que tras una luz fuerte y verde
Grites a los 9 vientos que la adoras
Y luego escondas la mano que amolda
Los golpes a su espíritu (guerra de corazón).
Ya no cree en tus gritos de dolor,
Ya no espera más en desesperación
A quien la haga danzar tras el fuego
Para luego quemarla con esmero.

El día que se marchó tras una última lágrima
Te recostaste en la cama de olvido,
Imaginas la chispa en tus ojos
Como una vela moribunda en la iglesia,
Era pasión… Era dolor…

“El filo corta tu carne
Y tus brazos se tornan rojos,
¡Sientes un vasto deseo!
Años de dolor están fluyendo por tus brazos,

Dulce, rojo, tibio estremece tu bebida,
Me hace relajar.
Dame tu mano, déjame dejártelo fácil,
¡Entre el filo y el ardor sangramos juntos! “

Lágrimas que imaginan en tu rostro una carrera,
Sangre que cree en tus venas una salida,
Y ella que cae otra vez
Hacia el camino final,
Que escucha tus súplicas y te perdona,
Otra vez, y otra.
Ve como caminas dos pasos al lado de la sanidad,
Dos pasos al lado de todos,
Solo, y loco.

Otra oportunidad bajo la luz verde,
Ella que te ama de verdad y espera
Que tras lo peor de ti venga lo mejor,
Pero ella no sabe que en ti
No hay nada que esperar,
No tras el dolor,
No tras el daño,
Nunca mientras en sus ojos
No veas el perdón de Dios.