viernes, 16 de julio de 2010

Los 10 mandamientos

1 la sutileza, la gran sutileza nos lleva a la belleza desmedida.

2 cuidar cada detalle como si fuera el más importante, la suma de ellos desborda al mundo.

3 eludir ser tan obvio, darle la oportunidad al otro de darse cuenta de los secretos, el otro termina agradeciendo este gesto.

4 cada reflexión nos debe costar, tomándonos un gran tiempo, sólo así se alcanzan esas frases llenas de juegos sonoros que se asemejan tanto a la verdad.

5 deben cuidarse los inicios, medios y finales, cada uno debe tener la fuerza de volar la mente por separado, no temer reeditar cada uno de ellos, el error y el aprendizaje nos hace crecer.

6 no temer tomar inspiración de los grandes maestros, pero cuidarse muy bien de confundir esto con la copia burda.

7 la psicología de los personajes debe ser sumamente especial, lograr conquistar al lector con la identificación o con el repudio, la indiferencia debe evitarse en lo posible. No temer tomar referencias de algunos famosos personajes literarios, del cine o de la vida real, la psicología del ser humano no es tan basta como para crear más de veinte personas distintas, pero eso no nos debe llevar a un estereotipo tan repetido.

8 Cuidarse de la hipérbole de las pasiones, de las impresiones, de los sustos y cualquier otra gran emoción del ser humano, lo que a nosotros nos puede parecer un gran impacto para el lector no puede ser más que un cliché, si no logramos tocar la profundidad de los recuerdos en el lector, todo esfuerzo de catarsis será vano.

9 Dar pistas (otra vez con la característica de la sutileza) y luego ir revelando respuestas hace sentir al lector empequeñecido ante la obra, no abusar de este recurso, de vez en cuando como el gran Víctor Hugo, estará bien para dar una segunda trama y ocupación al lector.

10 Me habían dicho que la ficción es una forma de representar la realidad por su opuesto, un mundo aparte donde las leyes físicas que nos rigen normalmente se rompen, lo ilógico sería un reflejo estético de nuestra cotidianeidad.
Terminé por descreer esta teoría cuando estudiando el universo, me di cuenta de lo fantástico que puede ser nuestra “realidad”.

sábado, 10 de julio de 2010

Moonshield

No tengo muchas más cosas para decir,
Sé que te quiero, pero no puedo saber cuánto,
Me gustaría luchar para tenerte, peor no sé,
No sé si vale la pena.
Sé que ya no estoy invitado a tu fiesta personal,
Imagino te desagrada cada vez más leerme,
Leer todo esto que va para ti,
Debe ser tan incómodo.
Es agradable pretendernos amigos,
Debe reconfortante reír conmigo, así como
Haciendo que la cosa ya pasó,
Haciéndonos los desentendidos.
Para mi es una lucha interna desagradable,
Saludarte de vez en cuando y besarte la mejilla,
Conteniendo las ganas de tomarte a la fuerza
Y volcarte la cara a mi lado preferido.
Invento juegos para distraerme y dejarte salva;
Te cuento lunares y en la mitad me pierdo,
Te miro las manos y me veo entre ellas,
Busco tus ojos y me ilusiono
Con la idea de que tú buscas los míos también.
Te escucho fugarte en un respiro,
Te veo atrevida entre sorbos de cerveza,
Te palpo tibia en una noche fría,
Soy yo escondido aquí a tu lado,
Soy yo aquí apoyado en tus cabellos,
Intentando dormir, intentando darte lo mejor
Que puede dar un hombre que quiere.

¿Estoy yo enamorado?
Si yo no creo en esa mentira,
Yo describiría el sentimiento cual engaño,
Del hombre apasionado en un intento
Por justificar y racionalizar el instinto,
Que nos lleva a la cama, que nos lleva a gritar,
Que nos lleva a decir; “yo te amo”
Es el instinto que nos lleva a un desenfreno,
Que nos quiere tirar las respuestas al olvido,
Mas cuando al fin todo se da por concluido,
Vienen los llantos, viene la soledad
Vestida de desesperación;
Es cuando contra la almohada sollozamos
Y nos decimos con fuerza y amargura:
“ese que pasó se llamaba amor”
Esa que pasó como una tempestad
Se llamaba Tú,
Viviste entre la lluvia y con un sonido de rocas
Cayendo del cielo,
Esa que pasó era una borrasca,
Y no era su culpa no darse cuenta
De quien se empapaba con ella,
La belleza de las tormentas
Se justifica en que vienen y se van,
Las nubes nunca vuelven los ojos hacia atrás.

Dicen que no me crees una palabra,
Es mejor así, es mejor así,
Como te lo juro que es verdad.
Nunca oses darme la oportunidad
De decirme a mi mismo que esto
Sentido es algo cierto.
Será mi escudo lunar,
Reflejado sobre las turbias aguas,
Será mi seguro de la dignidad,
Compartir contigo la opinión
De que todo es mentira, todo falsedad.
Y no tengo otra cosa para darte;
Veinte canciones mal hechas,
Sesenta páginas de sentimiento burdo,
Besos esperando ser descubiertos
Y una caricia nocturna que quiere florecer.
Te Tengo lo mejor de una promesa,
Donde yo sigo creyendo de esto una mentira,
Sigo desconfiando de mí
Y así nunca he de turbarte con palabras ni confesiones,
Aburridas declamaciones de una ilusión aquí en mi mente,
Es el instinto animal maquillado por la razón
Que quiere justificar tantas alabanzas,
Para obtener de ti gritos en una cama.

Te declaro la elegida por mi instinto,
Te declaro la destinataria de mis engaños,
Te declamo estas frases de anticonquista.
El acantilado infranqueable
Porque puedes ver tan bien en mí,
Y yo me escondo en mi escudo lunar,
Reflejado en aguas turbias de un parque abandonado
.

miércoles, 7 de julio de 2010

Hidrometeoro

Divagador de ideas, soñador empedernido, perdido afanado, hombre sin sentido, sin sentido de la razón, acumulador de desvelos o como otros resumen; simplemente un loco.
Su nombre era Luis y su única misión era atrapar un hidrometeoro, desde pequeño reveló estas intenciones a su madre y esta no le tomó importancia, su padre lo apartaba de un empujón ya que le impedían ver el fútbol las ideas de su hijo. Así fue creciendo Luis sin que nadie tomara en cuenta sus estudios sobre los distintos tipos de meteoros y sobre todo de los que a él más le gustaban, los hidrometeoros. Repetía constantemente que con su telescopio veía cientos, miles al día, que incluso se podían ver a ojo limpio, pero el resto de las personas al mirar el cielo no podían ver si quiera uno.
Luis no tenía buenas facultades para comunicarse, siendo un genio desde pequeño, como es frecuente a otros de su clase, nunca pudo desarrollar la capacidad de expresar de forma clara y concisa alguno de sus teoremas para que el normal de la gente se pusiera en su lugar, el remolino de hipótesis en su mente y la belleza con que estas formaban una ventisca que salía por sus ojos, le impedía hablar con claridad, a muchos otros les ha pasado lo mismo en el pasado.
Siendo ya grande buscó la carrera que encajara de forma perfecta en su búsqueda de los hidrometeoros y el afán último, lograr atrapar uno, embalsamarlo en vidrio para estudiar sus propiedades más ocultas.
A los veinte años ya estudiando meteorología, tuvo un accidente al lanzarse desde un cerro en parapente, quiso tomar alturas no correspondidas con la aerodinámica que tenía su implemento y cayó de forma estrepitosa al bosque. Cuando lo rescataron de la cima de un árbol, sólo preguntó dónde estaba su jarrón, preguntando a todos si había logrado atrapar al menos una parte del hidrometeoro.
Tuvo que congelar sus estudios, pues sus padres ya creyéndolo completamente loco lo internaron. Pasó meses incomunicado, sus amigos lo iban a ver con cierta frecuencia, pero cuando la situación llegó al año y Luis no mostraba mejoría alguna, todos terminaron alejándose, quedó solo anclado a una habitación. Le quedó el conforte de su petición satisfecha, que su habitación tuviera una ventana lo suficientemente grande para poder seguir observando sus hidrometeoros.
El doctor terminó por dictaminar que su caso no tenía solución, que lo mejor era satisfacer sus manías para tenerlo catalogado de “lunático pasivo”, un tipo que vive su propio mundo realizando tareas y quimeras sin molestar ni a los demás internos ni a los guardias. Así Luis tuvo las hojas y los instrumentos necesarios para estudiar sus hidrometeoros, catalogarlos, escribir miles de hojas sobre sus observaciones e incluso mandar por correo ciertas tesis e hipótesis suyas al centro meteorológico de Santiago.
La gran sorpresa vino una mañana de mayo, cuando desde dicho centro, informaban su deseo de tomar contacto con Luis Poblete, deseaban saber más sobre sus teorías y sus estudios. Al parecer sus trabajos enviados eran fascinantes, no sólo había realizado un cronograma muy completo sobre la trayectoria de los hidrometeoros, sino que sus conjeturas sobre su evolución en el espacio y sus viajes eran correctas, ningún otro científico anterior había logrado tener tanta precisión en el área.
Su familia estaba consternada y la vergüenza los carcomía, ni siquiera pensaron en demandar al internado de locos por la situación, se sentían tan culpables como los deficientes psiquiatras que no tuvieron los conocimientos necesarios para darse cuenta que los famosos hidrometeoros de verdad existían, eran una realidad muy estudiada, un campo donde Luis mostraba dotes extraordinarios que deslumbraban al resto de sus nuevos colegas.

Años después, Luis ya titulado, tenía a su disposición el mejor equipo del país y el extranjero para su meticulosa búsqueda del hidrometeoro perfecto, del cual podría extraer la muestra que cambiaría la ciencia moderna.
Al objeto buscado lo llamó “Mástodon”, hidrometeoro Mástodon.
Sus características eran abismales y muchos volvieron a perderle el respeto y llamarlo loco otra vez. La mastodónica podía tener kilómetros de diámetro, un color que iba según zonas desde el grisáceo al azul, incluso el negro absoluto (una imposibilidad dentro de la atmósfera terrestre), unas propiedades eléctricas capaces de alimentar todo un pequeño país y una velocidad de viaje y entropía únicas. Pero esta vez nadie lo detendría, un día tomó un jet del laboratorio con un aviador entrenado, falsificando los permisos hizo que se le llevara a un punto alto donde no se recomienda viajar teniendo en curso una tormenta de hidrometeoros tipo 1A, un tipo de tormenta que sólo se da en época de primavera y verano en la zona caribeña, tenerla presente en Santiago era una oportunidad que Luis no iba a dejar escapar. Aviones más grandes con mejor tecnología han sucumbido ante el poder de estas colosales masas de poder.
Una vez que estuvieron a la altura necesaria, Luis ordenó internarse dentro de la tormenta, como una hormiga al ataque de un elefante. Ya dentro, en la turbulencia de grises opacos, Luis hizo algo no presupuestado y por su puesto no permitido, abrió una puerta lateral del jet y se lanzo con un paracaídas y jarrón de vidrio en mano, el pobre aviador no tuvo oportunidad de reaccionar.
A esa altura, en medio de esa tormenta, las posibilidades de sobrevivir eran mínimas, pero a Luis no le importaba. Durante toda su vida había tenido a plena vista los Cúmulos Nimbus, los estratos y los cirrus invernales de Santiago, pero a él no le importaban ninguno de estos hidrometeoros, no le importaban este tipo de nubes. Las desgarradas por un haz de luz al atardecer eran románticas y lo invitaban a soñar, las lluviosas lo volvían melancólico ya fuera en su casa o en el manicomio, y las blancas sólo lo enervaban recordándole lo opuestas que eran a sus buscadas “Mástodon”.
Nunca su familia supo buscar y saber que un hidrometeoro es una simple nube, ni los doctores tuvieron la valentía de admitirse ignorantes en el tema, tomar una segunda opinión y calificar finalmente a Luis como “extraño”, pero no lo suficientemente loco como para encarcelarlo.
Luis ahora caía sin alas, viviendo y respirando la electrificante atmósfera de la primera “Mástodon” en Santiago; una nube con kilómetros de altura, superando el límite impuesto por la atmósfera, con unos truenos suficientemente fluorescentes como para opacar al mismísimo Thor, una extensión también de kilómetros, donde ningún aviador con dos dedos de frente osaría introducirse. La condensación de los líquidos aquí permitía apreciar cristales líquidos volando de un lado a otro, torbellinos y tornados internos mucho más fuertes que en la superficie de la tierra y finalmente, en el centro mismo de la Mástodon, un núcleo, que era el lugar desde donde surgía el poder de esta imponente nube. Un núcleo desconocido para cualquier hombre, ahora Luis se dirigía ahí con su jarrón entre las manos, preparado para morir por su amor, conocer el alma de la Mástodon.
Antes de entrar a su posible último destino, Luis recitó el único poema que había escrito en su vida, un poema para su monstruo buscado, la magnificencia del sueño convertido en realidad.
Luis no sabía si sobreviviría, poco le importaba si lograba besar el alma de su amor, sólo sabía que años había esperado para recitar este poema a la única que merecía conocerlo:

viernes, 2 de julio de 2010

Alt Lys Er Svunnet Hen

Ya no imaginas ilusiones,
No montas blancos corceles
Ni las estrellas te adormecen,
Todas las luces se han desvanecido ya.

La piedra tallada y fría
De un elevado castillo te guarda,
Las nubes acarician su coraza mansa,
Pero ya las luces no rozan los vitrales.

El beso púrpura de la noche,
Que toca a tu puerta asustado,
Asemeja el inusual llamado
De la luna al oleaje, que viene y va.

Por los pasillos fríos y extensos,
Circula el aire húmedo, silencioso,
De mi boca brama un concierto ansioso
Y tu sangre ya no hierve, está expectante.

En mis sueños visito dicho valle,
Donde se emplaza tu guarida;
Último lugar vástago donde anidan
Mis besos nerviosos a tu boca.

Desde un piano respiran cien notas,
Arrastrándose entre espejos y humos
Buscan subir escaleras llevando rosas.

En un cuarto que trazo a papel
Te figuro sentada y escribiendo,
Los versos que nunca conoceré.

Es una torre alzada entre nubes,
Y podrá sonar a cliché,
Pero es el último lugar donde te tuve.

Estas son palabras extrañas,
Este es un lenguaje exiguo
Y describo un paraje que no será de tu gusto,
Pero sale apasionadamente de mis entrañas,
Son pétalos opacos que ligo
Desde mis labios a tu busto.

Ya se han ido,
Ya se han ido,
Se han esfumado,
Se opacó el resplandor.
Eran brillos azules embriagados
Cayendo de una forma noctámbula,
Como trayendo paracaídas iban las luces,
Bajando desde las nubes, vestidas de viajeras lunares,
Trayendo consigo mensajes estelares, entre murmullos y suspiros contenidos,
Hasta tu cuarto intentaban llegar, intentaban traer sus destellos las estrellas.
No sé qué será lo que piensan tus ojos al imaginar este mensaje cifrado,
_____Cosa curiosa es mandarte señales sin nunca conocer respuesta,
_____Ser un satélite atraído a ti, oculto tras nubes,
Ser la persistente promesa de un “quizás”,
Ser el trabajador laborioso de un “tal vez”,
Ser el paciente hijo de una “esperanza”,
Ser el tibio saludo lejano del cosmos,
Ser el guiño de ojos nocturnos
Que envían su cariño desde el infinito,
Sin nunca recibir atisbos de fulgor.
“No fue más que un sueño” dice el despuntar de un nuevo día,
“nunca subiste a su escondite ni le compusiste una canción”
“fue sólo una quimera que tu mente cruelmente urdía”
Jamás tuvieron besos bajo sábanas,
Haciendo con ellas una coraza,
Coraza asesina de la realidad.
Ya todas las luces se han desvanecido,
Ya todas las luces de han esfumado,
Ya todas las luces se han ido,
No volverán,
No volverán,
Jamás.