jueves, 12 de julio de 2012

Litoral Central


Estás escondida aquí y piensas que no van a encontrarnos,
Fue tan fácil comprar los pasajes, subir al bus,
Cerrar los ojos para dormir un poco
Y arrinconarnos en cualquier cabaña,
Sólo queríamos estar cerca del mar,
Tener la arena entre los pies
Y reírnos del resto del mundo aunque fuera por una tarde.
En realidad es poco lo que nos hablamos,
Lo que tenemos para decirnos,
Más que nada te dedicaste a cortar el pan
Y untarle la mantequilla,
Yo te acariciaba de vez en cuando
Y luego volvía a la ventana para abrir las cortinas
Y dejar que el sol entrara un poco a este ambiente afiebrado;
Maldito sol de verano en pleno Julio.
No puedo celarte por aquel sueño que tuviste
En que te lo cogías con tanta ira,
Después de todo yo también he soñado con otras,
Pero lo hermoso es que a este escondite en Quintero
Sólo hemos venido tú y yo
Para olvidarnos del resto del mundo,
Emborracharnos y luego bañarnos desnudos en alguna playa secreta.
El invierno cae tan rápido por las noches,
Una bruma pesada que se arrastra como babosa por entre las cabañas
Nos asusta y nos aprieta uno junto al otro y a las sábanas.
Sabemos que mañana temprano la alarma sonara
Cuando aún el sol esté oculto tras la cordillera,
Probablemente estemos agripados por la sal y el frío,
Se sentirá como tener mosquitos atrapados en la garganta
Y será mejor porque no tendremos que darnos explicaciones,
Sólo taparnos el pudor y el arrepentimiento,
Ya ni te besaré los pies helados:
Montaremos el bus,
Cada uno dormirá hacia su lado
Y si llegamos en plena semana tomaremos los cuadernos
Para seguir anotando laberintos de letras…
Palabrería barata.
Me conforta saber que cuando te sientas atrevida otra vez
Podrás acudir a mí que tengo tan poco autorrespeto,
Como si nada viajaremos
Y en pleno invierno volveré a comerte la piel tan blanquísima
Y tersa por lo glacial del litoral central,
Es que me gusta verte correr saltando por la habitación
Como una corza ligera,
Tan cautelosa a veces,
Pero otras algo loca de lujuria.
Y yo ya nada más espero del invierno,
Salvo que te traiga otra vez a mi lado
Cuando sientas que la escarcha vuelve a estar muy potente
Cerca tuyo,
Como mi ilusión lo está de ti cada noche,
Y cerca de la luna y otras visiones.  

lunes, 9 de julio de 2012

Casa de Campo


Agosto se caía a pedazos
Y los camiones ya habían sustraído todos los muebles,
La casa estaba vacía y se sentía un eco tenebroso
Entre los rincones abandonados,
Sin que se diera cuenta mi padre
Visité por última vez mi habitación,
Entonces con mis uñas rasgué las paredes para dejar una memoria.
Mi madre y mi hermana habían partido antes
Y nosotros quedamos con la excusa de buscar olvidos,
Pero en realidad ambos éramos los menos resignados a la derrota,
Ambos esperamos hasta la última hora del atardecer 
Para por fin cerrar puertas y ventanas y alejarnos.
Nos montanos en el auto cuando el sol al horizonte
Daba un último arañazo también,
Se cernieron las nubes como cortinas a la alegría
Y escuchamos en el silencio el grito victorioso de la pérdida.
Maipú se fue hundiendo entre el polvo de Melipilla,
Apegué mi cabeza contra la ventana y contuve el llanto,
Pero padre iba estoico y con un cigarro en los labios
Creo que algo también contuvo,
Pero no sé qué…
La casa de campo era color tierra
Y sus paredes quizás de cartón piedra,
Tal vez de cuchuflí
Estaban a medio construir e inclinada hacia un costado
(como un borracho en una banca)
La casa parecía sonreírnos con la mejor de sus intenciones,
En realidad la pobre no tenía la culpa de ser tan patética.
Esa noche cenamos pan y mantequilla
Con un azucarado jugo en polvo,
Pronto partimos a la cama y el cielo fecundo de ironías
Dejo caer una lluvia torrencial sobre la comuna pedregosa,
La familia entera se guarecía en una sola  habitación
Y por el aire se veían flotar las brumas de nuestros respiros,
Pero todos conservamos el silencio pues nadie quería decirlo.
Las gotas comenzaron a invadir por todos los frentes
Y no hubo cama que aquella noche no recibiera la inclemencia,
Apegué mi cabeza contra la almohada y me contuve;
Era más por pensar en él,
No quise que sintiera a su espalda un costal de harina,
No quise que sus piernas flaquearan
Y su voz se entrecortara como los yuyos bajo las pisadas de los quiltros,
Fue más por piedad que me salía un sollozo.
Justo antes de caer al sueño y olvidar al invierno más su azote
Creo que pude oír un quejido de búfalo,
El bramido de un orco a un acantilado
Empuñando su furia…
Alguien de entre todos nosotros ya no pudo contenerse
Y la casa de campo también chirrió aquella noche,
La casa de campo también sintió sobre sí a la culpa.


domingo, 8 de julio de 2012

Nerval

Dicen que se paseaba a pleno invierno
Por las calles de París
Con la misma ropa sucia de las semanas pasadas,
Dicen que no tenía vergüenza
Y que al tartamudear por confusión de ideas
Simplemente sonreía levantando la copa a sus labios.
Dicen tantas cosas,
Algunas menos cierta que otras,
Pero de todas las bromas
las letras de sus novelas fueron la mayor:
Como cuando nos dijiste que el amor era un baile
Y el tiempo también era una danza idiota y sin sentido,
A Silvia la agrupaste entre los pinos junto a la niebla
Para que el hombre que la amaba no pudiera cantarle con voz desafinada,
Entonces todos los personajes revoloteaban como polillas a la fogata
Y se perdían sus identidades por el clamor del aleteo;
Nos dijiste que los días se contaban como segundos
Y el completar de un año no fue más que un suspiro,
Un respiro lleno de bruma entre el invierno de los castillos
Y tantas otras fantasías de París.
¿Cuál fue entonces la realidad de tu vida?
Cuenta la leyenda urbana que el sanatorio no pudo amarrarte,
Te vieron los ojos curiosos de tus malos amigos pasearte
En el frío de las calles y las caricias de los postes;
Ningunos de ellos pudo tenderte una mano.
Caías al suelo borracho,
Tus rodillas se pelaban pero no soltabas la botella
Ni la locura de tus alaridos nocturnos,
Te imagino atravesando ese enero glacial con una sonrisa
Y tal vez un llanto por no recordar qué te causó la risa,
Te imagino rondar hacia el norte y el sur,
Arriba, abajo,
Atrás, adelante,
Hacia el pasado y al futuro
Como en una ronda de un baile sin sentido.
Y cuando llegó el alba
Los cristales de las ventanas estaban tiritando,
El pasto estaba escarchado
E incluso el barro parecía blanco,
Unos cuantos borrachos te encontraron colgando de un farol
Como una gota de agua cayendo de un viejo árbol,
Dijeron que estabas arrugado
Y que tu mirada se extendía al cielo,
Tal vez dejando que tus ojos dieran una última floración
Hacia las estrellas.




lunes, 2 de julio de 2012

calles vacías


Estoy un poco más callado estos días,
Disfrutando del invierno y de mi nueva voz,
Sólo quiero pasear por Santiago y que sus calles estén vacías,
Desaparecer entre lo que conozco
Junto a ti.
Al fin acepté que no conozco a las golondrinas,
Ni a la madreselva y nunca he sentido entre mis manos
A la porcelana,
Le canto a lo que conozco
Junto a ti.
Tengo tanto para mostrarte en estos días:
Alguno que otro palacio derruido
Y ciertos montes a los que llamo montañas,
Eso si no te molesta conocerlo a la madrugada.
Podría gritar toda la noche y aun así
Despertar al alba muerto de frío
Esperando que las calles sigan vacías,
Ojalá que todo eso atrás y en el futuro
Esté junto a ti.
Y la belleza la tengo en las palomas
Que en asamblea urden planes sobre los postes naranjos,
Incluso en los yuyos de los atardeceres impresionistas
Y en la rugosa piedra junto a las acequias,
De eso sé un poco.
Estaría bien cobijarte en el templo de mis sueños
Con luces amarillas en Maipú,
Creo que tú puedes ser la que me vacíe las calles
Y entre toda la soledad me atrevería a confesarte
Que la tormenta se ve tan hermosa
Cuando estás en su camino,
De eso quiero cantarte
Al estar junto a ti. 

lunes, 21 de mayo de 2012

Somnolencia



El despertar es un barco intentando partir de puerto,
Lleno de marinos ebrios y sus conversaciones pesadas,
La nave se mueve como una borracha
Y siento el ancla de los sueños estañada a mi almohada.
Pero hay cosas peores al alba;
Como esa niebla de mierda,
Escalofriante y amenazadora por parecer viva,
Que se mueve entre los postes seduciendo al frío
Y mostrando orgullosa su palidez de mandarina podrida,

O puede ser que este bote aún esté en amarras
Y divague sin sentido:
Choque de cometas fríos entre neuronas planetarias
Y alzarse de olas contra las soberbias rocas.

Es que no entiendo a esos remilgados de la cátedra,
Pedantes y orgullosos monumentos edificados hacia las cumbres,
Allá en lo alto aislados en un castillo flotante de mil paredes;
Estancados en su doctrina del buen decir,
Del buen hablar
¡Ellos son tan superiores!
Yo sólo quiero sentir el placer por mi lengua
De todas las formas posibles de decir “belleza”
“odio” y “temor”
Porque incluso en la desesperación de aves multicolores
Volando desde las botellas a mi alma y desde ahí
A las esquinas de mi barrio,
Incluso entonces veo en la indecencia
Lo mejor del resplandor nocturno.

Y temo que mañana al despertar vaya a olvidar
Que tanto amo la vulgaridad de mi país,
Y se me vayan todas esas letras del arrabal
Con las que nos cantamos entre las esquinas del río
Zanjón y las estrellas disecadas sobre su corriente;
Temo que ya no sepa apreciar tu piel color de yuyo,
De conquistadora poblacional
Y de ojos verde-grises
Robados de otro sueño, de otras cumbres,
Quizás de mi viejo crisol en la construcción.

Ahora desconfío de la luz,
Prefiero abrazar y estrangular a la noche;
Ahí justo antes de dormitar cuando el ancla empieza a desbordarse
Empiezo a oír las extrañas voces
Dueñas de mi verdadera lengua,
Son todas mis ilusiones que atacan sin piedad,
Y tengo tantos recuerdos de palacios y destrucciones para cada parpadear.

Espero que mañana al despertar siga conociendo la lengua
De los mares nebulares,
Y siga recordando que soñé contigo…

Dorothy



Dorothy; háblame de esos vientos a tu alrededor,
El polvo se hace sal viva de esa mar
Y difusa te veo hacia el oleaje del horizonte.
Te marchas con tu falda rota
Y con el barro sobre tus medias.

Dorothy; en qué mundo has dio a parar,
Te lengua se ha templado cuan vidrio al invierno
Y se trizan tus aullidos bajo la sonrisa de la luna.
Siento que tu frente oculta un mar de llamas
Y no quisiera ser esos versos desesperados por huir en cenizas.

Mi voz no te toca desde esta zanja,
Lejos has huido de Maipú.

Niña de rizos; escarpas laderas rocosas
Bajo la luz amarillenta de faroles oxidados,
Levantas los ojos al cielo en busca de estrellas,
Pero se ha ceñido un nailon agujereado
Sobre esa casucha de mundo que recorres,

El calor de la ampolleta veraniega te empapa
Y penosa ves que no has encontrado un corazón a tu padre.

Niña de acuarela; qué rincón es este de la memoria
Al que te ha traído la mortadela amarilla de la bruma,
Tiritas junto al brasero porque ahora un sol blanco de invierno
Parpadea sus vientos por tus ventanas
Y ya no hay corazón que resista el azote del herrero.

La hojalata que debía resguardar tus sueños cae sobre tu piel
Al caer la noche y penosa ves que no hay cerebro para tu madre.

Fugitiva de la noche; dulces se veían las flores en tu cabello
Antes de que el caldero alquímico las hiciera té
De corceles y pesadillas por tu lengua
¿Por qué buscar que los vientos te cantaran horrores de otro mundo
Si ya tantos bramidos tenemos en esta misma zanja?

Dorothy; aun así deseo conocer el valor de tu viaje,
Dame tu mano y ayúdame a creer que los quiltros
Volarán junto a nosotros hacia esos castillos nebulares
Que más allá del río zanjón chocan con el horizonte,
Dame tu mano y llévame hacia ese desagüe,

Puede ser que alguna vez ya no volvamos
Y juntos lejos de Maipú nos resguardemos en fantasías esmeralda.