Me enamoro de faroles con largas piernas,
Tibios, amarillos, como mujeres nocturnas
Y te quiero recordar en ellos, más no en la luna;
Te quiero igualar a su danza de polillas enfermas.
Te quiero recordar como un río sinuoso,
Ese al que llaman zanjón, de ojos grises y frío,
Lugar en que ayer la bruma a las estrellas cogió
Y en que yo sueño morderte bajo la penumbra el soto.
Imagino de tu mente una galería
Poblada de viejos conquistadores y gloria,
Y bien sabemos de qué color es mi consultorio
Satisfecho de terminales auto-convalecientes.
Me enamoro de tu presencia invasiva:
De tu cuerpo voluptuoso cuan cántaro de oro,
De tus ojos estaño bicolor y piel tostada
Y de tu risa ronca, volátil, como de cometa.
Me fascino de recuerdos de ti y música negra,
Y de esa fluorescencia de rojos versos que me nacen
Cuando al viajar por carretera los faroles coquetos
Me siguen diciendo que en cada iluminación estás tú.