sábado, 11 de octubre de 2008

5 Sur

He viajado al sur y te he recordado, me duele mucho darme cuenta que no es la primera vez que me sucede. No es necesario llegar a los mil kilómetros para llorar nuevamente por ti, hace dos semanas, o tres, o cuatro que más da… ya te había llamado por las noches desde Rancagua.
Es que quizás la noche estrellada me hace mal, puede ser también la luna o ese aire limpio. Mi teoría es sobre los nuevos mundos, toda esa belleza que me rodea y que siempre quise compartir contigo, dos años tardamos y rabiar que nunca llegamos fuera de nuestros límites, ni por 5 sur o 5 norte. Este, ¿u Oeste?
Ya lo nuestro llegó a un aparente fin, digo aparente porque al igual que mi corazón no puede sacarte creo el tuyo tampoco a podido, y tanto tiempo compartimos que la fuerza de la costumbre siempre tira más fuerte, o será que la repetición de los hechos traen las leyes, y la nuestra ya es una ley de atracción muy fuerte, mientras menos podemos tenernos más nos deseamos, extrañamos, lloramos y recordamos.
Desde 5 sur recuerdo que podría tenerte entre mis brazos, que aún podrías ser mía una última vez, y es que siempre después de una despedida quedamos deseando otra.
Fueron tantas madrugadas frías ahí debajo de la VIII o IX región, en que despertaba queriendo sentir tu respiración en mi cuello, miraba expectante al horizonte esperando sentir desde ese viento que carcomía mis huesos, si se apiadaba de mí y me daba una última probada de tu esencia carcomiendo mi carne.
Las tardes por los lagos, termas, por esos caminos eternos donde todo es verde y azul, si es que recuerdo nuestros momentos felices y los muchos que podríamos construir si aún te tuviera bajo mi hombro. Y donde todo también puede ser verde y gris si es que rememoro todos los pesares (que no fueron pocos) y los muchos que me traerías si aún me dieras la espalda.
No quiero hablar de las noches (pero por masoquista lo haré), esas noches donde el frío fue lo último presente, y tu fuiste lo primero en mi mente, no poder sacarte es más frustrante que saber… mil kilómetros no son lo que nos separan en realidad, sino tu cambio, ese que tanto odio. Te lo dije mil veces, pero esa mujer que eres ahora no es la flor que esperaba surgiera de la niña que amé. ¿Y tu me amaste de vuelta cierto? A veces confieso que lo olvido, cada estrella y esa luna maldita en el cielo me hacen olvidar que ya no estamos juntos, que ya no nos amamos, que estoy queriendo a otra y tú deseando besar otra. Olvido por qué terminamos (dímelo por favor)
Todos dicen que lo mejor es no hablar más del tema, prensarlo y botarlo, sí, es que otra ya me hace “feliz” y tu ya decidiste tu mundo, siempre te dije que cada uno creaba el mundo que quería, y el tuyo me enferma, me sonroja de odio hacia ti y quien te rodea.
Sé que sería más difícil volver a estar juntos, pues todos se vendrían encima (ya que lo nuestro no debe ser), que lo correcto es seguir de largo, eso si es lo fácil, lo que debemos hacer. Pero cómo le explico a todo el mundo, y a ti igual, sobre todo a ti…
Que para mí no es lo fácil y correcto seguir adelante, seré estúpido y maldito a la vez, pero la voz que escucho cada vez que viajo es la que me dice “ámala, reconquístala, tu eres de ella y ella tuya” si tan sólo pudieras escuchar esa voz como yo lo hago, pero no.
Pido disculpas si leer todo esto te duele, mejor no lo hagas, pero debo escribirlo y lamento prometerte que estas no serán las últimas líneas tristes que te escriba, pues se que este no fue el último viaje en llanto que tu me has dado a mí.
Hoy llegué a puerto, hoy llegué y quise verte. Nuevamente caminé pensativo a un teléfono público con unas chauchas en mi bolsillo, para llamar a quien lo merece, pero terminé llamando a quien no debía.
Sí debo confesar que es tranquilizante escuchar tu voz, pero es tenebroso escuchar la mía con sus estupideces de nuevo, mis preguntas indebidas, mis celos injustificados por alguien que no me justifica a mí.
Releyendo esto que no se qué es, poema, cuento o pensamiento (Pregúntenle a Cortázar, él tiene la culpa) me doy cuenta de que aún me haces mal, la psicóloga y mi nueva “niña” me hicieron muy bien, pero tu aún tienes ese efecto desgraciado y no es tu culpa, simplemente llegamos al punto en que ambos olvidamos donde empezaba uno y terminaba el otro, por qué empezamos, por qué aun te recuerdo desde mi viaje, aún atormentas mis sueños y mi risa.
A pesar de todo te doy las gracias, ya te dije soy masoquista. Y sin tu recuerdo rondando por mi mente yo no sería capaz de llorar al atardecer, a la luz de la luna, con un lindo paisaje al horizonte y menos sería capaz de escribir estas líneas, y si nadie más las aprecia, bueno te digo yo sí.
Gracias por darme estas líneas y cuantas otras, y yo a cambio te doy una última línea a ti para que la rellenes con cuanta cosa quieras para mí, sólo te pido sea algo de utilidad privada para saber a donde va esto, lo nuestro.


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Tan sólo una basta y no te preocupes yo te daré mil más, aunque ya no quieras, aunque ya no las leas y aunque ya no nos hablemos, te tomaré como mi eterna musa y si ya tu no me acompañas lo harán los mil versos que me inspirarás ¿no te molesta cierto?
Por último te pido, si algún día te vuelvo a pedir que volvamos (volver; que palabra más horrible y poco útil para lo que en realidad quiero expresar) prométeme que dirás no, una y otra vez hasta que yo ya no tenga fuerzas para seguir suplicando.
Es que el día que volvamos se acabarán estos versos y líneas, volverán las peleas, el odio, los celos y la felicidad fugaz que venía acompañada de esos gemidos agónicos de alegría intoxicante, tanto nos gustaba pero tanto nos destruyó.
Tu de verdad no dejarás a esas “amigas” y ese mundo que odio, y te soy sincero también, yo tampoco dejaré a la mujer que de verdad me quiere, porque el día que yo me libre de ti y sea de ella, será el día que por fin te pueda decir “ya no corro peligro cerca de ti, mis versos se han acabado, pero ya otra me los sigue dando”
Ese día caminaremos de la mano por la calle como amigos, sonreiremos y podremos enterrar todo lo pasado, para hasta que ese día llegue estaremos en este eterno vaivén que desagrada más que a nosotros a quienes nos rodean.
Adiós, nos vemos en un próximo viaje, aunque si ya no tomo más viajes quizás no tenga que seguir pasando por esto, y alguien me murmura al oído que en 5 norte las cosas son mejores.

Le haré caso entonces…

Te quiero, dulce sueño alado.