domingo, 10 de mayo de 2009

Héroe local

Cristian caminaba inquieto por la alameda en busca de un teléfono público desde donde poder llamar a su madre. Era sólo un niño pequeño perdido, pero muy despierto e inteligente, tanto como para haber memorizado acertadamente el número celular de cercanos familiares para casos como estos.
Era en efecto un niño bastante peculiar y adelantado para sus cortos diez años, leía mucho y ya tenía sus escritores preferidos, entre ellos a Nicanor parra.
Cuando al fin encontró un teléfono público, Cristian notó algo extraño. No era un teléfono público corriente como los que uno ve día a día por Santiago, éste estaba dentro de una especia de cabina cerrada, tal cual este pequeño niño las veía dibujadas por las calles de Metrópolis en sus historietas de Superman.
El pequeño niño sintió ansias y esperanzas por dentro, ¿Por qué razón este sería el único teléfono público de Santiago con cabina completamente cerrada? Quizás era un teléfono especialmente dedicado para el Superman santiaguino, para que él se vistiera cuando necesitara correr tras un lanza por paseo ahumada o atrapar al guasón chileno (tony caluga) pero claro, eso no, estamos mezclando historias, el Batman chileno iría tras el guasón, sería ese otro superhéroe que tendría su guarida, en… mmm, el cajón del Maipo? Quien sabe.
Y mientras Cristian abría las puertas rojas de la cabina tiritaba de la emoción, él sospechaba claro que dentro no estaría superman, pero el solo hecho de conocer el lugar donde éste se cambiaba de ropa, dejaba de ser un periodista de las últimas noticias (¿o de la tercera? En una de esas de la cuarta) y comenzaba a ser el héroe de esta contaminada ciudad, era algo que pondría feliz a cualquier muchacho.
Una vez adentro el pequeño niño encontró el teléfono colgando, como si alguien lo hubiera estado ocupando hace poco y hubiera salido rápido. Quizás Superman había estado llamando a la lucha que ahora estaría en problemas, ¡pero había olvidado algo dentro de la cabina! Una bolsa estaba ahí desparramada y olvidaba en una esquina oscura de la cabina. Cristian la tomó con precaución y para su asombro mayor, dentro estaba el traje de superman.
Cristian lo inspeccionó con entusiasmo, con felicidad, con una gran sonrisa que se fue borrando poco a poco. El traje estaba en bastante mal estado, manchado en algunas partes, roto y cocido a medias en otras, y con partes de tela que evidentemente eran tomadas de otros trajes para parchar agujeros enormes. Cristian dedujo que la crisis económica también habría afectado a nuestro superman.
Nuestro protagonista salió corriendo, ya olvidándose de su problema y preocupado sólo de encontrar al propietario de este traje para que pudiera mantener oculta su identidad cuando salvara a los inocentes capitalinos. Pero la tarea parecía imposible, Cristian sabía que esta ciudad tenía seis millones de personas y encontrar además a nuestro superman entre ellas, sería casi imposible.
Por una tincada Cristian dobló en calle New York (donde podría estar Spiderman que cuando viera a Wolverine le diría que le pasara el traje a la mujer maravilla que se acostaba con superman, pobre lucha) y casi llegando al Eurocentro Cristian se topó de frente con un hombre alto y musculoso, éste miró el traje en las manos del pequeño niño y se alivió; “No sabes de la que me has salvado, debo entrar a trabajar pronto por aquí cerca y este es mi único traje, los demás los están lavando, y no te imaginas como es este oficio, son tan envidiosos los demás, jamás me prestarían uno de sus trajes…”
Cristian sentía que podía morir en ese instante y ser feliz, había completado la misión de su vida, había sacado de un aprieto al superman chileno que resultó ser tal como él lo había imaginado; alto, musculoso, algo tostado, con cara de ganador y pantalones ajustados.
Mientras superman se retiraba con su traje a toda prisa, Cristian se preguntaba a quien iría a salvar, qué damisela en peligro necesitaría de la ayuda de nuestro héroe local, después de todo, cada ciudad tiene derecho a tener su propio superhéroe.

7 comentarios:

Paula dijo...

Hoy día tu poema de abajo me pilló sentimental.
Lindo, muy lindo

Miaecilla dijo...

Me hubiera gustado que trabajaras más la interioridad de Cristian; creo que el cabro tiene más potencial del que aparenta, y lo de superhéroe me parece un recurso bien pensado, aunque creo que me apena que todo tenga que ser tan humanoide (lo que no es una crítica a tu texto; hablo de la vida en general).

Cuídate Kevin, pórtate bien.

Miaecilla

wings_for_marie dijo...

me gustaria saber si alguien entendió finalmente en qué trabaja el sujeto del traje xD
parece que nadie me entendió :(

Paula dijo...

yo digo que era bombero

Pea dijo...

a mi me recordó al cuento del niño que creia que su papá era un superheroe y en realidad era un prosituto travesti o algo asi.
En una de esas iba pa lo mismo, pero Kevin, las cosas no son, desde el momento en que tu lo escribiste dejó de ser porque ahora cada quien le da su significado.

Paula dijo...

Santiago en cien palabras.
ese cuento da asco.

wings_for_marie dijo...

la val como q le achuntó
osea cada uno le puede dar su interpretacion, pero la mas precisa es la que tenia en su mente el autor cuando lo escribió.
oye y ese cuento q mencionas de quen es? porque se pareceria mucho al mio, lo quiero leer xD