jueves, 18 de noviembre de 2010

epitaph

No podía pedir menos que una mirada,
Necesitar un poco de fijación,
Reclamar algo de caricias sofocantes
Y revueltas de sábana nocturna,
Que con tus suspiros me envolvieras
Cual otoñal ramaje.

No podía imaginar el futuro del mundo,
El porvenir de la historia y los sueños
Sin estrellas oscuras nacidas de tu cabello,
Páginas in escritas por falta de inspiración,
Las cósmicas pisadas de gigantes planetarios
Iban a quedar sin su bramaje.

No podía desear un idealismo sin invasiones
De guerreros labios, de atrevidas lluvias,
Lujuriosas nubes y montañas impresionistas,
Saturno y su propia sinfonía tocando la lira
Y el marítimo viento azotando la luna
Con su portentoso oleaje.

El universo sin tu presencia de mujer floral
Iba a quedar desnudo de natural fragancia,
Un jardín poblado de tierra y hojas mojadas
Era tu ofrenda; de suaves hierbas,
Pulidas y brillantes rocas corrientes
A la sombra de tus ojos, el paisaje.

No podía pedir menos que una mirada,
No podía creer a la mala hierba vivir
Sin su invernal sol azul,
Pero ya lo vez… tú aún eres,
Tú aún vives, tú aún existes
Como de la luz su tatuaje.

Pero ya no más en esta tierra
Ni en su pequeño universo,
Y he aquí al cosmos aún respirando,
Jadeando como animal moribundo,
Pidiendo letras y páginas que lo entibien
Como al árbol su follaje.

Sólo me queda ansiar;
Una tempestad final de gélidos rayos,
Una muerte anunciada por tu ausencia,
El hombre y sus sueños en un último puerto
Donde también los planetas harán su anclaje.

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