domingo, 8 de julio de 2012

Nerval

Dicen que se paseaba a pleno invierno
Por las calles de París
Con la misma ropa sucia de las semanas pasadas,
Dicen que no tenía vergüenza
Y que al tartamudear por confusión de ideas
Simplemente sonreía levantando la copa a sus labios.
Dicen tantas cosas,
Algunas menos cierta que otras,
Pero de todas las bromas
las letras de sus novelas fueron la mayor:
Como cuando nos dijiste que el amor era un baile
Y el tiempo también era una danza idiota y sin sentido,
A Silvia la agrupaste entre los pinos junto a la niebla
Para que el hombre que la amaba no pudiera cantarle con voz desafinada,
Entonces todos los personajes revoloteaban como polillas a la fogata
Y se perdían sus identidades por el clamor del aleteo;
Nos dijiste que los días se contaban como segundos
Y el completar de un año no fue más que un suspiro,
Un respiro lleno de bruma entre el invierno de los castillos
Y tantas otras fantasías de París.
¿Cuál fue entonces la realidad de tu vida?
Cuenta la leyenda urbana que el sanatorio no pudo amarrarte,
Te vieron los ojos curiosos de tus malos amigos pasearte
En el frío de las calles y las caricias de los postes;
Ningunos de ellos pudo tenderte una mano.
Caías al suelo borracho,
Tus rodillas se pelaban pero no soltabas la botella
Ni la locura de tus alaridos nocturnos,
Te imagino atravesando ese enero glacial con una sonrisa
Y tal vez un llanto por no recordar qué te causó la risa,
Te imagino rondar hacia el norte y el sur,
Arriba, abajo,
Atrás, adelante,
Hacia el pasado y al futuro
Como en una ronda de un baile sin sentido.
Y cuando llegó el alba
Los cristales de las ventanas estaban tiritando,
El pasto estaba escarchado
E incluso el barro parecía blanco,
Unos cuantos borrachos te encontraron colgando de un farol
Como una gota de agua cayendo de un viejo árbol,
Dijeron que estabas arrugado
Y que tu mirada se extendía al cielo,
Tal vez dejando que tus ojos dieran una última floración
Hacia las estrellas.




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