viernes, 9 de abril de 2010

Lilium Linaen Gall

14/04/2010

Recientes estudios publicados por el profesor Conrad, dan cuenta de una nueva y exótica flor descubierta hace no muchas semanas en una isla perdida en el océano pacífico.
El profesor se encontraba en busca de fósiles (la que es su especialidad) cuando según relatos extraoficiales y preliminares, tropezó con lo que en pocas palabras, casi naturalmente, sólo pudo definir como la flor más bella vista jamás.
Al principio el profesor Conrad pensó podría tratarse de un extraño tipo de flor no muy abundante, en extremidad cara y difícil de cultivar en otros ambientes. Aún así quiso intentar llevar muestras de la misma a su esposa y familiares como regalo, disecada o en resina sería un excelente adorno en cualquier hogar. Pero más tarde cuando en la tranquilidad de su laboratorio intentó recabar más información sobre su hallazgo, se dio cuenta que las características de su flor no eran muy frecuentes y no cabía dentro de ninguna familia existente por alguna u otra razón; o parecía tener uno que otro color sobrante, una que otra armonía extraña y un olor indescriptible que traía paz y tranquilidad.
El profesor cuenta como ante su asombro se mostró incompetente, así que mando un mail a un colega y amigo suyo más especializado en el tema, con esta y otra ayuda prestada por más especialistas se llegó a la conclusión de que “la flor de Conrad” era un espécimen único y nuevo, nunca antes vista por otros hombres o al menos sin documentación de esto.
Hasta el momento no se ha logrado filtrar ninguna foto sobre el extraño hallazgo, pero relatos no oficiales dan cuenta de una pequeña flor de diez hojas verdes, sobre las cuales se encuentran sesenta y cuatro pistilos tricolores; carmesí, blancos y violetas. Treinta y dos pistilos formando un círculo sobre otros treinta y dos en otra hilera. Ahora (y esto es lo extraño), desde el centro de la flor surge una extremidad que se eleva formando un pentágono, bajo cuya silueta el polen de los pistilos forma un pentágono en una proporción áurea sin igual.
Más información no se ha recabado y estamos a la espera de nuevas noticias sobre la extraña flor, que por cierto ya tiene nombre: Lilium Linaen Gall.







27/08/2010

Cómo describir lo mucho que ha cambiado mi vida desde que encontré aquella preciosa perdida en un abismo de soledad. Cómo empezar si quiera, para intentar, aunque sea en una misión absurda, hacerlos entrar en mi mente, en mis sensaciones desde que la vi erguida con orgullo ante el mundo, sin saber que en verdad había un mundo esperándola, más allá del abismo, más allá del azul profundo. Habían ojos que morirían por verla florecer.
Cuando comencé los estudios sobre Lilium, pensé que más allá de una simple distracción de colores, alguna otra propiedad debía tener esta estrella fluorescente, esta luz de agua.
Cada día dormía menos, era un olor atrayente el que me atrapaba cada mañana, cada tarde, cada anochecer en un abismo azulado. Era un éxtasis y un clamor de dulzura sentir mis dedos frotar cada pistilo, cada simetría dentro de su fulgor colorido. Cómo hacerlos entender mi pasión por algo único, yo fui en verdad el primer hombre que vio esta flor en una primavera eterna, y si alguno otro lo hizo antes, sólo yo he vivido para documentarlo.
Muchos me preguntaban la razón del nombre, de dónde había surgido aquella extraña combinación. Yo no tenía alguna razón clara, como todo conmigo acerca de ella, era una sinrazón sabroso.
Un día a fines de mayo nos informaron que nos marcharíamos de la isla, definitivamente no habríamos de encontrar los fósiles que buscábamos, así que nosotros partiríamos mientras otro equipo especializado llegaba para examinar “la flor de Conrad”.
Claro yo no podía permitir eso, en sueños tuve delirios, una extraña dama vestida de vida tricolor me imploraba conmiseración, ella era sólo mía y yo de ella.
Colegas míos intentaron advertirme de lo extraños que se sentían cerca de mi flor: “Quizás la flor tenía propiedades alucinógenas” decían, y tantas otras estupideces.
Mi flor, tan bella y única ¿podría acaso ser peligrosa como decían los otros? ¿Podría hacerme algún daño? Seguramente no, no por decisión propia. La pobre se sentía amenazada, eso sería, yo debía protegerla, nadie más la examinaría, era mía, ¡mía!
Doce de junio, tome los implementos y guiado por un perfume de otro mundo seguí los pasos de un destino trazado por fuerzas superiores, por una pasión que yo no controlaba. Hice arder la isla, quemé cada espécimen de mi flor. Las llamas consumieron todo cuanto yo amaba, pero era mejor así, yo estaba protegiendo algo vedado a los ojos comunes, era mi Lilium, dulce Lilium Gall.
Claro huí aquella misma noche, claro que conservé al menos una flor conmigo, la original.
Habría de acompañarme en mi viaje como fugitivo, o al menos ese era el plan.

Ella fue cambiando, su olor fue cambiando, ya nunca será el mismo pienso. La acercó a mí y expele un aroma a cenizas, a tierra mojada y a hierba seca. Puede ser que haya matado su alma, y ella sigue tan orgullosa y bella como siempre, pero algo me dice que ya no me quiere a mí, que malinterpreté sus deseos.
Otras manos más expertas deberían poseerla para que ella sea más feliz ahora.
Cultivé con mi Gall una nueva colonia en un lugar que no mencionaré, de todas formas esa es la idea, que sea mi jardín secreto, donde sus colores resaltarán por encima del mundo, porque sus colores son traídos desde otro mundo.
Ahora yo marcho y sueños tranquilizadores me hablan de algún otro afortunado que tendrá la oportunidad de tropezar con sus pistilos, maravillarse con su armonía, gozar de su risa que sigue al viento, de su enfado ante mis manos codiciosas, que la querían toda para mí.
Era en verdad una flor bella, era en verdad una flor única, pero no mía, nunca mía, de otro será, así será mejor.


No hay comentarios: