viernes, 17 de septiembre de 2010

Farfania I

En una villa misteriosa cubierta por un velo;
Constante bruma que esconde los caminos con sus dedos,
Más allá de las perspicaces luces,
Pasando el oscuro cementerio y sus bordadas cruces…
Ahí, la última frontera, cruzando un bermejo río,
Es donde se ubicaba la morada de mi primo,
La casa blanca plantada en la villa,
Resistiendo el viento que fuerte entre las calles oscila.
La casa blanca con su entrada recubierta de greda,
Su gentil puerta abriéndose con el aire y su marea,
Mi primo erguido, sonriente esperándome,
Listo a salir y observar la noche de bestias armándose.

A la Farfania no cualquier gentil puede entrar;
Ya sea por la niebla o la escasez de mapas,
No hay porqué velar
El secreto de su existencia, pues verla ata
A silenciar la memoria pintora de cuadros
Que de maravillas quieren hacer contrabando.
La fantasía nunca ha de atravesar su río,
Atrapada entre sus maizales y fieras nubes
Han de quedarse sus aventuras y amoríos,
Con tal sentencia nunca nadie dirá “aquí estuve”
Pues la cordura se pierde al entrar en Farfania,
Cuento opuesto es falacia.

Para entrar hay que perderse y esto es cosa fácil,
Pero salir es imposible, ya que las sombras
A orilla del río cobran vida y en impronta
Ofrecen festejar ebrio o yacer colgado en un mástil.
Sus habitantes son de mente sagaz y frívola;
Opacos como una vieja canción melancólica
Y con ojos guerreros para sobrevivir.
A sus sentidos el aroma del extranjero vuela,
Sus voces las reconocen por patéticas y agónicas,
No les gusta que la perdición intentemos eludir.
Para establecer en la Farfania tu dichosa estancia,
Listo has de estar para inesperada beligerancia.

Un día al atardecer por sus enmohecidas calles,
Podrías toparte con un polvoriento afronte,
De no ser rápido una tumba se hará cuando acabes;
De yuyos sangrientos por la luz del horizonte.
Sólo valientes de corazón frío esta villa habitan,
Deambulan por caminos como hojas de otoño sonoro,
Entre sí se pisan y al crujir sus cantos que levitan
Se elevan cuan dulce meteoro llevando al cielo su coro;
Gesta de un pueblo moribundo por su Dios olvidado,
Y yo la única letra de un viejo libro relator
Cuyas líneas son entrada y fuga en tal mundo vedado,
Más allá del río viajé para de mi primo cantar el valor.

2 comentarios:

Onreivni dijo...

Kevin me has dejado bastante intrigada con lo que has dicho en mi blog jajajajaja con quién me encontré?? xD
De ahí me cuentas!!!
=)


Yo igual te quiero Kevinsin, y prometo pasar por acá mas seguido y dejar lindis comentarios♥
saludos.

Pathetique dijo...

Sigues escribiendo bonito, puta.

Saludos, el tío Cristian (sí wn, me hice un blog).